Los días de la infamia

Ya son muchos. Muchos días en los que la infamia se adueña de los calles. Días en los que vemos como terroristas salen a las calles. Personas que han hecho mucho daño no sólo a las victimas, sino a un país que se ha literalmente desangrado por culpa de unos asquerosos miserables, cuya vida ha sido y es matar para imponer sus ideas totalitarias. 

Lo de la liberación del tal Lasarte es un día más en el que vuelve a perder España y la Democracia y en el que ganan los terroristas y los que le defienden porque, por muy políticamente incorrecto, desde determinados partidos políticos no precisamente etarras se han justificado la liberación de estos indeseables con el objetivo más bien lejano que cercano de un fin del terrorismo. Una vida es tan valiosa como todas. Por eso soy contrario a la pena de muerte, pero también lo soy a que unos asesinos salgan bajo el amparo de unas leyes que se han hecho para protegerles a ellos e insultar a las víctimas y, en definitiva a todos los españoles que no toleramos la violencia y el asesinato perpetrado por unos señores que se sienten bien orgullosos de los que han hecho y, no nos engañemos, ni se han arrepentido, ni se arrepentirán de sus crímenes. 

Siempre con las víctimas

A veces me pregunto sí un juez con un familiar herido o asesinado por estos terroristas, hubiera actuado de la misma forma que otro, que no tiene vinculación familiar próxima con un asesinado y que libera al asesino y llego a una conclusión terrible y es la falta de humanidad por parte de la judicatura y de muchos políticos que se niegan a la prisión revisable propuesta por el Gobierno porque no les interesa política e ideologicamente. Desde que era niño siempre recordare aquellas grandes manifestaciones en las que personas de derechas o izquierdas (daba igual) se unían contra los asesinos. Era intolerable tal muestra de desprecio por parte de unos asesinos que vieron como todo un pueblo se unía ante asesinatos como el de Hipercor, Gregorio Ordóñez, Fernando Mugica, Miguel Ángel Blanco y un desgraciadamente largo etcétera de muertes, que, sin embargo, unieron a TODO el pueblo español. Un pueblo que sigue viviendo demasiados días de la infamia.