sábado, 30 de abril de 2016

Cuando Black is Black

En los años 60, a pesar de la dictadura, España quería entrar (en cierta medida) en la modernidad... y no había nada más moderno (al menos en la época) que cantar en inglés, aunque hasta ese momento nos habíamos conformado con medio traducirlas del inglés. Serían  los Bravos (aparte de los Canarios) los que nos abrirían las puertas al inglés. 


La idea de la banda agrupación era conquistar el mercado europeo con una canción completamente en ingles para lograr mas difusión especialmente en Inglaterra, donde estaba la cuna del pop sesentero de aquellos años. Para ello decidieron reclutar a sus filas a un cantante de orígen alemán, que tenía una tonalidad vocal muy parecida al fenomenal cantante Gene Pitney (tristemente olvidado por muchos), cuyo nombre era Michael Kögel y que  en su carrera solista se hizo llamar Mike Kennedy.
Después de firmar un contrato con la discográfica Decca Records, la banda tomó sus maletas y partió a trabajar sus canciones a Inglaterra donde se dieron el lujo de contar con la ayuda ni más ni menos que del productor Ivor Raymonde. 


De este periodo, surgió la grabación de Black is Black, una canción sencilla, basada en los ritmos pop que sacaban las bandas europeas, pero que tuvo ese ingrediente especial por ser cantada por una banda española. De hecho cuando salió, muchos españoles no lo sabían, creyendo que esta melodía pertenecía a otra banda británica. La canción resultó un exito tremendo, representando todo un hito dentro de la canción española... en inglés. 

El neo-noir o la vuelta del cine negro

Como ya he comentado más de una vez, la gran etapa del cine negro tuvo lugar entre los años 30, 40 y 50, destacando por sus guiones atrapantes (siempre entre el suspense y el thriller psicológico), unos actores brillantes y un efecto visual maravilloso con ese juego de luces y sombras en las que los protagonistas tenían que meterse en más de una ocasión para atrapar al delincuente. Sería en los años 50 cuando el género decayó, pero la sorpresa llegaría cuando el cine negro obtuvo una revitalización; en los 60 llegaría el neo-noir. 


El término "cine negro" fue usado por primera vez por el crítico Nino Frank en 1946 (un año muy tardío pues ya habían un gran número de producciones del género) y en los años 60, añadiendo la palabra "neo", se refirieron a las obras salidas durante esa época que repetían las características propias del cine negro clásico (por lo tanto posee sus mismas características, ya que sigue siendo el mismo género), aunque añadiendo elementos nuevos al mismo.


Los principales elementos añadidos a este cine negro son la crisis de identidad y la vulnerabilidad del protagonista, así como el aumento de la carga sexual con escenas explicitas (desnudos incluidos) debido en parte a la falta de la actividad censora más propia de los años 50 y anteriores. Las características femme fatales siguieron apareciendo, siempre siendo una parte vital para la historia (inolvidables Faye Dunaway en "Chinatown" y Kim Basinger en "L. A. Confidential"), llevando en muchos casos a la perdición al protagonista. 


Muchas de esas películas repitieron los elementos oscuros de décadas pretéritas, teniendo como punto fuerte elementos naturales como la lluvia o la misma noche, encontrando cineastas como Polanski, David Lynch, los Coen o Sam Mendes que quisieron homenajear al cine negro más puro. Otros incluso se atrevieron a combinar el cine negro con otros géneros como hizo Ridley Scott con "Blade Runner", combinandola con la ciencia ficción. 


A continuación, he puesto una lista de las que, en mi opinión, son las mejores películas del neo-noir. Entre paréntesis he puesto el nombre del director, así como el año de producción. 

Las mejores peliculas
1. L. A. Confidential (Curtis Handerson, 1997)


2. Chinatown (Roman Polanski, 1974)


3. Muerte entre las Flores (Joel Coen, 1990)


4. Camino a la Perdición (Sam Mendes, 2002)


5. Seven (David Fincher, 1995)


6. Blade Runner (Ridley Scott, 1982)


7. Sin City (Robert Rodriguez y Quentin Tarantino, 2005)


8. Terciopelo Azul (David Lynch, 1986)


9. Fargo (Joel Coen, 1996)


10. La Noche se Mueve (Arthur Penn, 1975)

Y París no ardió

El contexto de la guerra había cambiado. Las fuerzas aliadas habían completado con éxito el desembarco de Normandía y poco a poco iban liberando a su paso las diferentes poblaciones galas, pero quedaba la más importante. El objetivo era liberar París del horror nazi. Mientras un cada vez más enloquecido Hitler, el cual acababa de sufrir un intento de atentado (la famosa operación Valkiria), enviaba a uno de sus Generales más fieles, Dietrich von Choltitz, para ser el Gobernador Militar de París. La idea era organizar a un ejército alemán que veía que se estaba perdiendo la guerra. Así lo creía el mismo von Choltitz que oyó con estupor de la misma boca del Führer que en caso de que no pudiera mantener París, hiciera que esta ardiera en llamas. Que la capital de Francia ardiese con todos sus habitantes antes de que cayera en manos de los aliados.  


Como era de esperar von Choltitz intentó mantener alta la moral de sus hombres, así como actuar en contra de una resistencia francesa cada vez más organizada. Aún tuvo que oír a muchos de sus iguales militares y esposas hablar de que era imposible no sólo que París fuera ocupada por los aliados, sino que además ganarían la guerra. El General sabía lo que se había cocido en Rusia por lo que era evidente que el plan nazi de dominación no sólo había fracasado, sino que acabaría con el ejército rojo asaltando Berlín. 
Es por eso que, sabiendo que los aliados no tardarían en llegar a París para tomarla, puso sobre lugares estrategicos de la ciudad como la torre Eiffel y el Louvre determinadas bombas que harían explosión una vez que los enemigos se hicieran con París.
Efectivamente los aliados llegaron y hallaron una inusitada resistencia por parte de un ejército nazi que disparaba no para salvar a su Führer, sino para salvarse a ellos mismos. La ayuda de la población local a los propios aliados significó mucho para la victoria final. Mientras la orden de que ardiera París no tenía lugar... ni nunca se oyó tal cosa de los labios de von Choltitz. 

La liberación. Charles de Gaulle al frente

París nunca ardió ni cuando el propio General fue detenido, tras un día de muerte y sangre en París. Von Choltitz nunca dio esa orden, incumpliendo a su vez la orden del mismísimo Hitler. Podría haberlo hecho mientras la población le abría el camino a los aliados y nunca lo hizo. Poco después la resistencia le quitaría (o intentaría quitársela al menos) la honorabilidad de salvar París a un hombre que en el poco tiempo que estuvo,siguió encarcelando a la disidencia, algo que él mismo negaría en sus memorias. 


Lo cierto es que esta historia sería novelada con el famoso libro de Larry Collins y Dominique Lapierre "¿Arde París?" que poco después sería llevada al cine con un gran número de estrellas internacionales. Por su parte von Choltitz murió tras una larga enfermedad en 1966, 19 años después de haber sido excarcelado. El General alegaría su decisión de rechazar la orden de "destruir París" en base a que Hitler "había perdido la razón" y, lo más importante, porque sería "un acto malvado y vergonzoso contra una ciudad que es cuna de cultura". 

jueves, 28 de abril de 2016

Los Reyes Católicos

Antes de nada decir que la unión matrimonial de Fernando II de Aragón e Isabel II de Castilla provocó la Unión de los dos Reinos (y por lo tanto la ansiada Unidad entre dos Estados tan poderosos de la Península Ibérica) no es del todo cierto. Ambos Reinos siguieron manteniendo sus Cortes, algo que respetaron los Habsburgo (los Austria) que debían prestar juramento en ambas y que fue rechazado por los Borbones, que prefirieron la centralización del Estado con una corte en Madrid al estilo de Francia. Lo que si es cierto es que mientras Fernando II era consorte de Castilla, Isabel I lo era de Aragón. Todo cambiaria en parte cuando el titular de ambos Reinos sería una sola persona, tras la muerte de Fernando de Aragón.


Fernando accedió al Trono de Aragón, así como obtuvo otros títulos hereditarios como el de Conde de Barcelona, tras la muerte de su padre, Juan II, e Isabel I accedió al Trono de Castilla, tras la guerra de sucesión castellana. Inicialmente Fernando e Isabel tuvieron problemas para casarse debido a su parentesco (eran primos) por lo que necesitaron de una bula papal que tardó muchisimo en llegar. Desde el poder terrenal y eclesiástico se temía que dos grandes Reinos pudieran en algún momento unirse bajo la misma persona.
Durante la época de Isabel y Fernando se acabó con el periodo que se dio en llamar Reconquista y que unía todos los Reinos de la Península Ibérica bajo la Cristiandad. Esto se conseguiría con la toma de Granada de 1492, año en el que merced muy especialmente a Isabel I, Cristobal Colón llegaría al continente Americano abriendo al transito comercial a un nuevo rumbo en el que Castilla llevaría la voz cantante. En 1496 se terminaría con la conquista de las Islas Canarias iniciado hacía casí un siglo. Por otro lado, la zona de influencia de Aragón sería el Mediterráneo, muy especialmente la Península Itálica. 

Entega de las llaves de Granada

Lo que podemos decir de ambos Reyes es que fueron garantes de la Cristiandad, haciendo que, tras la toma de Granada, los musulmanes que querían quedarse tuvieran que convertirse al Cristianismo (los moriscos), aunque muchos también se fueron en lo que fue un error económico importante dado que muchos campos se quedaron sin dueño, perdiéndose infinidad de cosechas. Sería el Papa Borgia, Alejando VI el que les daría el título de Católicos en la bula Inter caetera, llamándolos "verdaderos reyes y príncipes católicos". El título de "Reyes Católicos" fue nuevamente reconocido por el mismo Alejandro VI a favor de los Reyes en la bula Si convenit. 

Alejandro VI

Este título lo herederaría a partir de ese momento todos y cada uno de los Reyes descendientes de Isabel y Fernando. Así uno de los títulos del actual Rey de España es el de "Majestad Católica". Sería bajo el Reinado de Isabel y Fernando cuando se constituiría la Inquisición, destinada a preservar la Unidad Católica de los Reinos hasta el punto de ir contra todo aquel que fuera acusado de practicas judaizantes o de no haber abandonado la religión mahometana. Su implantación en Castilla sería inmediata, mientras en Aragón tardó un poco más. 


La heráldica de los Reyes por no dejar de ser conocida, no deja de ser desconocida (aunque resulte paradójico), ya que genera cierta controversia debido a que la Falange y el régimen de Franco utilizaron tales símbolos. Fernando tuvo como emblema personal un yugo, con una cuerda suelta y el mote heráldico "tanto monta", en referencia al nudo gordiano que, según la tradición, cortó Alejandro Magno (Leyenda). Isabel tomó como emblema el haz de flechas, que se representaba atado o suelto o con unas flechas paralelas en número variable. Cada una de estas divisas homenajeaba con su inicial al consorte: "F" de Fernando en las flechas de Isabel, e "Y" de Isabel (con la grafía de la época, Ysabel) en el yugo fernandino. 

La Virgen de los Reyes Católicos

Por otra parte, hay que recordar que San Juan fue uno de los evangelistas más tenidos en cuenta en España y muchos fueron los Reyes los que utilizaron su símbolo, el águila. El águila de San Juan o de Patmos (siguiendo la creencia de que Juan el Evangelista es el mismo que estuvo desterrado en Patmos, escribiendo el Apocalipsis) fue utilizado primeramente por Isabel siendo aún Princesa en 1473. El águila aparecía sin corona debido a que aún no había sido coronada como Reina de Castilla, suceso que tendría lugar en Segovia. Posteriormente fue incorporada a las armas combinadas de ambos, ya con la corona, claro. 

Aguila de San Juan junto al yugo y las flechas

En cuanto a su política de pactos entre potencias siguieron la tradición utilizada por muchos Reyes del momento que era casar a sus hijas con Reyes o herederos. Así, por ejemplo, Catalina se casó con el Príncipe heredero de la Corona de Inglaterra, Arturo Tudor y tras la prematura muerte de éste, con su hermano menor, el que sería el Rey Enrique VIII de Inglaterra y Juana se casó con el apodado Felipe el hermoso, hijo y heredero del Emperador Maximiliano I. 
Tras la muerte de Isabel, Fernando tendría bastantes encontronazos con su yerno Felipe, esposo de Juana, dada las intromisiones de éste, mientras se vería que la propia Juana iba perdiendo poco a poco la razón, algo que se acrecentó con la inesperada muerte de su esposo. Sería el propio Fernando, que se había casado con Germana de Foix (sobrina del rey Luis XII), el que incapacitaría a su hija, haciendo que fuera internada en Tordesillas. 

Muerte de Isabel de Castilla

Fernando murió en 1516, siendo enterrado junto a su esposa en la bella Granada. Ese mismo año un joven Príncipe llegaba a la Península Ibérica. Apenás balbuceaba algunas palabras en castellano y se había criado en las Cortes Europeas. En los hombros de ese joven, que tenía tan solo 16 años (un niño en aspectos legales) se centralizaría el poder no sólo de Castilla y Aragón, sino del mundo. 
Con ese joven Príncipe, de mentón hacía fuera (muy propio de su familia paterna, por cierto) y aparentemente gran carisma, comenzaría una nueva historia. La época de Isabel y Fernando había terminado; comenzaba la época de Carlos, que sería Rey de Castilla y Aragón por línea materna, y posteriormente Emperador por línea paterna. Esa sería la época de Carlos I de España y V de Alemania. 

A empezar... pero conociendonos un poco mejor

A punto de acabar la legislatura más corta de la historia de España (sin contar la etapa de la I República), ya sabemos que va a ganar con creces la abstención por mayoría absoluta. Habrá que felicitar a la cantidad de "buenos" políticos que tenemos en este país por darnos por donde la espalda pierde su casto nombre, viéndolos ir y venir, publicando tweets, echándole una sonrisa a la cámara y haciendo lo que mejor se les da: El postureo.  
 

Dicen que no hay mal que por bien no venga y a pesar de que va a haber elecciones, ya les conocemos un poco más y que si antes te fiabas más bien poco de sus palabras, ahora no te fías de ninguna de las maneras. Fuerte panda de personajes tenemos en este país, que se vetan unos a los otros, insultandose en público y redes sociales, mientras los ciudadanos españoles parece que estamos viviendo el día de la marmota ¡Qué tropa! como diría Romanones. 
Y es que hasta a una persona como yo, al que le gusta seguir el devaneo de la politica, se cansa de ver a este político, al otro y al demás allá soltar su mitin electoral haya por donde vaya (televisión, calle, redes sociales, etc.), haciendo que todos y cada uno de los satélites o subalternos de tres al cuarto (miembros de parlamentos o de la dirección del partido) se dediquen a trasladar lo que ya sabemos y que para colmo jueguen con la ambigüedad con respecto de sus actuaciones estos cuatro meses (que parecen que han sido ocho), diciendo lo malo que es el otro. A este paso, cuando vea a un político en un debate televisivo o radiofonico lo voy a quitar porque para oír idioteces, me pongo cualquier programa basura de telecinco (y son muchos, por cierto). 
Eso se debe en parte a la mala calidad de estos individuos que no es que no sepan hablar en público, sino que son incapaces e argumentar y rebatir al oponente político de turno. Eso es lo que pasa cuando la mayoría de los que llegan a altos puestos de los partidos políticos están casi desde su más tierna infancia. Y ahí podríamos citar a parlamentarios que no pasaron ni de primero de carrera y a alguna Presidenta Autonómica de este país (¿Adivinan cuál es?). Al menos ya sabemos a que votamos.

martes, 26 de abril de 2016

¡Terror en Chernóbil!

Fue un 26 de Abril de 1986. Ese día, en la Central Nuclear de Chernóbil Vladímir Ilich Lenin en la URSS, durante una prueba en la que se simulaba un corte de suministro eléctrico para comprobar si la energía de las turbinas podría generar suficiente electricidad en caso de un posible fallo, un tremendo subidón de potencia en el reactor 4 de esta central nuclear produjo el sobrecalentamiento del núcleo, provocando la explosión del hidrógeno acumulado en su interior. Esto provocó la expulsión de materiales radiactivos y tóxicos, que causó de forma directa la muerte de 31 personas y forzó al gobierno de la Unión Soviética a la evacuación repentina de unas 116.000 personas, provocando una alarma internacional al detectarse radiactividad en al menos 13 países de la Europa central y oriental. Era el terror. 


El proceso de descontaminación de la zona tuvo lugar, pero el daño ya estaba hecho no sólo para la naturaleza en si, sino para el ser humano y demás formas de vida. Se cuenta que muchas personas padecieron cáncer (básicamente leucemia) o mutaciones y la evacuación fue inmediata, dejaría secuelas a gran parte de la población de la zona, que no entendía cómo podía haber sucedido esta masacre. 

El reactor 4 después de la exploxión

Los datos sobre lo que afectó tan accidente no están claros, aunque se dice que unas 600.000 personas recibieron dosis de radiación por los trabajos de descontaminación posteriores al accidente, unas 5.000.000 personas vivieron en áreas contaminadas y aproximadamente 400.000 personas  vivieron en áreas gravemente contaminadas.  

Desde lo de Chernóbil los controles se volvieron más férreos, aunque a pesar de eso los grupos ecologistas han fomentado la idea de un mundo sin centrales nucleares. Lo cierto es que aún hoy, 3 décadas después del accidente, tal hecho es el ejemplo perfecto de desastre. No sólo ese día 26, sino los posteriores, la población vivió bajo el horror... y es que las consecuencias aún se siguen pagando.

domingo, 24 de abril de 2016

Luisito Regueiro o el regate frenético

Allá, en su Irún natal, tuvo un maestro. En ese fenomenal equipo del Real Unión de Irún veía como un jugador francés se iba de uno, otro y otro hasta acabar pasando el balón o acabar metiendo gol. Poco después jugaría con ese grande del regate. El jugador francés se llamaba René Petit, el cual ensenaría el joven Luisito la técnica para irse de todos sus rivales. Estábamos ante un excelente regateador. Luisito conseguiría la Copa de España en 1927 y ese mismo año debutó con la Selección Española en Francia con una goleada por 1-4. El joven Luisito ya no era Luisito; era Luis Regueiro. 


El regate era patrimonio de Regueiro, pero también lo eran los goles tanto para darlos como para meterlos. Petit, en sus últimos años como futbolista, veía que el alumno se había aprendido la lección. Era la época en la que los jugadores y equipos vascos estaban de moda (el Athletic de Bilbao era el dominador del fútbol español) y todos querían hacerse con los servicios de ellos. El Madrid (sin el título de Real por la Segunda República) se hizó con los servicios no sólo de Luis Regueiro, sino con el duo defensivo Quincoces-Ciriaco procedentes del Alaves, equipo del que también vinó el balear Olivares. 


Con una defensa grandisima, con un portero como Zamora, con un goleador como Olivares y un regateador como Regueiro, el Madrid ganó la Liga sin perder un solo partido (algo que había hecho el Athletic de Bilbao hace un par de años), algo que repetiría en la temporada siguiente, contando con Pedro Regueiro, hermano de Luis, procedente de un Real Unión que había descendido a la Segunda División. 

Equipo del Madrid, ganador de la segunda Liga consecutiva

En 1934 formaría parte del equipo nacional que jugó su primer Campeonato del Mundo. Tras ganar en octavos a Brasil por 3-1, empataron a uno con una Italia dura y a la que el arbitró consintió en todo momento, anotando Regueiro el primer gol del partido, empatando los transalpinos antes del descanso. En el partido siguiente, en el que no jugó Zamora al que le habían partido varias costillas, una falta al portero hispano no fue pitada y Giuseppe Meazza anotó el único gol al que el arbitro daría validez, ya que posteriormente anuló dos goles a Regueiro y Quincoces. El poder de Mussolini era demasiado grande. 

Gol de Italia

Tras levantar la Copa de España de 1936 y habiendo metido 90 goles en 145 de Liga, estallaría una guerra civil de proporciones indescriptibles. Regueiro se enrolaría en la Selección de Euzkadi, combinado nacional creado por el Gobierno vasco con la finalidad de recaudar fondos en Europa para los refugiados vascos y realizar una labor propagandística en favor del Gobierno Vasco y la Segunda República.


Finalmente recalarían en Méjico donde el equipo se acabó disolviendo. Regueiro, de ideología de izquierdas, nunca volvería a la España franquista, ya que con tal solo haber puesto un pie en suelo español, hubiera sido encarcelado. 


Siempre con la característica txapela, Luis se haría al país méjicano, retirándose en el mismo, llegando su hijo a jugar en la Selección de Méjico. Aunque su hogar lo tenía en América, Regueiro volvería en algunos momentos a España en la época en la que se instauró la Democracia. Ya habían pasado muchos años desde que el joven Luisito aprendió del gran Petit la técnica para irse de todos sus rivales para llegar al gol... y es que, según cuentan, pocos regateadores han habido que se parecieran al habilidoso Luis Regueiro.

Aquel asesinato en el Orient Express

Fue leer esta novela y "enamorarme" al instante de Agatha Christie. En ella había suspense, historias cruzadas y un asesinato que uno de los mejores detectives de la ficción Herculé Poirot (es belga, no francés) era puesto a prueba con un crímen extraño de un hombre igualmente extraño, que buscaba escapar de algo que hasta su propio asesinato no fue descubierto. Era el responsable del secuestro y terrible asesinato de una niña de nombre Daisy, que derivó en unas consecuencias trágica para una familia acomodada como los Armstrong. 12 personas son los posibles culpables; 12 personas, que aparentemente no tienen nada que ver y al que un asesinato ha juntado. Y tal asesinato tuvo lugar en el Orient Express.


Un temporal de nieve los mantiene aislado y será en ese momento cuando Poirot investigará a los sospechosos. Sin contar nada relevante (el final, si no lo han leído, es sorprendente), les puede decir que la historia sigue la estructura de toda obra de suspense. Unos hechos anteriores que serán vitales para revelar la identidad del asesinado, un ambiente cerrado, unos sospechosos que aparentemente no se conocen, interrogatorios llevados a cabo por Poirot que le lleva a sacar unas conclusiones, reuniendo a los posibles culpables en una sala donde les dirá no sólo sus conclusiones, sino, lo más importante, el porque ha llegado a tales conclusiones. El estilo Poirot. 
La novela comienza en Alepo para terminar en el reconocido Orient Express, el cual es considerado como uno de los trenes más lujosos del mundo con pasajeros que en durante otras épocas iban desde millonarios burgueses hasta miembros de la aristocracia europea. 
Asesinato en el Orient Express, publicado el 1 de Enero de 1934 resultó un éxito rotundo y críticas como las de The Guardian llegaron a decir que el asesinato podría haber sido "perfecto", si Poirot no hubiese estado en el tren. Del libro han hecho diferentes películas, aunque la más que se acercó al espíritu de la misma sería la de 1974 dirigida por Sidney Lumet, contando con interpretes del calibre de Ingrid Bergman, Lauren Bacall, Sean Connery y Jacqueline Bisset entre otros. 


Lo que podemos decir es que esta novela confirmó dos evidencias: Que las novelas de Herculé Poirot eran de lo mejor dentro de la palabra escrita y que Agatha Christie era la Dama del Misterio... y todavía quedaban muchas historias del celebre detective belga.

sábado, 23 de abril de 2016

El eléctrico Herrerita

Sería en los años 30. Una época en la que las delanteras superaban a las defensas; una época en la que los futbolistas querían hacer infinidad de goles; futbolistas como aquel fino estilete de la delantera del Real Oviedo, un equipo que sorprendió a propios extraños y que a punto estuvo de ganar ligas en un momento dominado por el Athletic de Bilbao y el Real Madrid. Su alma mater era un futbolista aparentemente tosco y algo pequeño, pero su velocidad y calidad era innegable. Curiosamente nació en la ciudad de Gijón con el nombre de Eduardo Herrera Bueno, aunque ya desde su infancia todo el mundo lo comenzó a conocer por el apodo por el que lo llamó el mundo futbolistico: Herrerita. 


Herrerita era interior en una época en la que los interiores jugaban más adelante no sólo para pasar al delantero, sino para meter gol. Herrerita comenzó en el Sporting de su ciudad natal, pero sería el Oviedo quien desembolsó 300.000 pesetas de la época para llevárselo. 


Ya desde el comienzo Herrerita destacó por su liderazgo, formando parte de una delantera en la que hizó buenas migas con el gran Isidro Lángara, uno de los mejores centrodelanteros de la historia del fútbol español, formando un dúo goleador impresionante. A punto estuvieron de ganar algún campeonato, pero al final acababan desfondados, aunque es evidente que el Oviedo hizo suya aquella expresión de "equipo revelación". 

Isidro Lángara y Herrerita,

Curiosamente, otro equipo revelación, el Real Betis, si que pudo colarse entre Madrid y Athletic de Bilbao para ganar una liga. Eso no aminalo a Herrerita que a día de hoy es el máximo goleador del Real Oviedo en la Primera División y llegó a ser 6 veces internacional (lo cual no estaba mal para la época), consiguiendo 2 goles. 

Una delantera eléctrica: Antón, Goyín, Echevarría, Herrerita y Emilín

Ya después de la guerra y con el campo de Buenavista, el estadio del Oviedo, totalmente destrozado, fue un año como profesional en el Barcelona en el que se acabó retirando dado que el equipo ovetense no pudo disputar el campeonato. Posteriormente volvería al equipo ovetense para jugar 10 años y retirarse en el Sporting gijones en 1951. 


Una prueba el liderazgo de Herrerita lo encontramos en un partido entre el equipo oventense y el Athletic de Bilbao en el mítico San Mames. Cuando el Oviedo perdía 2-0, se dirigió al entrenador Manuel Meana (que también era de Gijón y muchos años después entrenaria a la Selección Nacional) y le dijo "O atacamos o me voy a la caseta". El técnico contestó: "Haced lo que os parezca". Herrerita tomó la batuta, mandó a todos al ataque y el Oviedo venció 2-4. Toda una figura el tal Herrerita.

Clásicos Inmortales: Alarma en el Expreso

Ya desde su época en su tierra natal, Inglaterra, Hitchcock ya había demostrado que era uno de los más grandes y prometedores directores de su tiempo, incluso en la etapa del cine mudo. Con esta obra llena de intriga, desapariciones misteriosas y espías en momentos dificiles, nos volvería a demostrar el motivo por el que sería conocido como el maestro del suspense.


Iris Henderson (Margaret Lockwood) es una joven inglesa de posición acomodada que, tras pasar unos días de vacaciones en Brandiquia (país inventado para la ocasión), regresa a la capital, Londres, en tren para contraer matrimonio. El tren tendrá que parar en un hotel hasta que pase el mal tiempo y es ahí donde conoce a la señorita Froy (May Whitty), institutriz y profesora de música, que viajara en su compartimiento, con la que hará buenas migas. Sin embargo, la mujer desaparece mientras ella duerme sin dejar rastro.


La joven trata de encontrarla, pero todos los pasajeros niegan haberla visto, creyendo ellos que es una alucinación de ella. Asi le pregunta al gran Doppo (Philip Leaver), un mago italiano que viaja con su familia, al señor Todhunter (Cecil Parker), un abogado que las vio, pero el cual no está dispuesto a hablar y a que se descubra que viene de pasar unas vacaciones con su amante cuando está a punto de ser nombrado juez (y de esta forma evitar el escandalo) y a Charters (Basil Radford) y Caldicott (Naunton Wayne), dos caballeros ingleses que sólo parecen interesados en el cricket. Ninguno confirma la existencia de tal señora Froy.
Sólo Gilbert (Michael Redgrave), un joven musicólogo al que conoció en el hotel y, al que a ella le pareció una persona tremendamente insoportable, parece creerla y decide ayudarla a aclarar el misterio que se cierne en torno a la desaparición. Por otra parte, el doctor Hartz (Paul Lukas), el cual va a operar a una enferma que debe subir en el tren, tiene la teoría de que la supuestamente desaparecida señorita Froy es una creación de la mente de Iris.

Sin rastro de la señorita Froy

Pero ella sabe que era real y es que hasta hace nada había hablado con ella. Así comienzan a sospechar que la señorita Froy es la paciente del doctor Hartz, puesto que está totalmente vendada y su enfermera, (Catherine Lacey) a pesar de ir vestida como una monja, lleva zapatos de tacón.
El Doctor Hartz promete ayudarles, pero no sólo no lo hace, sino que da instrucciones a la enfermera para que eche un somnífero en las copas de Gibert e Iris, algo que la propia monja les confiesa a los dos jóvenes. Ellos fingirán que les hace efecto y van al departamento de la enferma, y, ayudados por la monja, consiguen liberar a la institutriz, dejando en su lugar a la mujer que se hizo pasar por ella. El supuesto doctor abandona el tren justo antes de cruzar la frontera con su enferma, pero se da cuenta del cambio y hace que el tren, en lugar de pasar la frontera, vaya a una vía muerta.

Una enferma que no es una enferma

Gilbert informa a todos los pasajeros de la situación. Es en ese momento cuando la señorita Froy les dice que es una espía y les hace aprenderse una canción para, que, si a ella le ocurre algo, la sepan ellos. Tras esto, trata de huir a pie mientras el tren es atacado por el doctor Hartz y sus hombres, a los que los viajeros deben repeler practicamente sin armas. La señorita Froy, en su huida, es alcanzada por un disparo.Finalmente Gilbert, ayudado de otro caballero y de la propia enfermera, consiguen poner en marcha el tren y atravesar la frontera.


Al llegar a la ciudad, a Iris la espera su futuro marido, pero ella se escabulle en un taxi con Gilbert, que es el hombre al que realmente ama para ir al Foering Oficce, para recitar la canción que la señorita Froy les ha hecho aprenderse. Sin embargo, cuando han llegado, tanto Gilbert como Iris comienzan a no acordarse de la canción y cuando todo parece perdido, oyen la misma música, pareciendo ser tocada por un virtuoso pianista. Cuando entran en la oficina, se quedan sorprendidos. No sólo ven a la supuestamente fallecida señorita Froy, sino que es ella misma la que esta tocando el piano.


Muchos aseguran que esta película marca la posibilidad de que Hitchcock pudiera ir a Hollywood y es que muchas de las escenas nos recuerdan la fijación del director inglés por los detalles, destacando como en muchas de sus obras de su etapa inglesa por la utilización de diversos interpretes procedentes del teatro algunos de los cuales harían carrera en la gran pantalla. Una de las obras imprescindibles para comprender el cine del maestro del suspense.  

Ficha

Dirección
Alfred Hitchcock
Producción
Edward Black
Guión
Sidney Gilliat
Frank Launder
Obra: Ethel Lina White
Música
Louis Levy
Charles Williams
Fotografía
Jack E. Cox
Montaje
R.E. Dearing
 
Otros datos

País
Reino Unido
Año
1938
Género
Suspense, Thriller
Duración
97’
 
Protagonistas

Actor
Personaje
Margaret Lockwood
Iris Henderson
Michael Redgrave
Gilbert
Paul Lukas
Doctor Hartz
May Whitty
Señorita Froy
 Catherine Lacey
La monja
Cecil Parker
Señor Todhunter
Philip Leaver
El Gran Doppo
Naunton Wayne
Caldicott
Basil Radford
Charters