Hablar de Herbert von Karajan es referirnos a uno de los grandes directores de orquesta de la historia del Siglo XX, surgiendo además en una época tan complicada y que le marcaría tanto a nivel personal como profesional: La época de la Alemania nazi y de entreguerras.
Su gran capacidad para extraer una hermosa sonoridad de todas las orquestas en las que tocó, lo convirtió desde el principio de uno de los favoritos del público, dirigiendo entre otras a la Orquesta Filarmónica de Viena, la Orquesta Filarmónica de Berlín. participando además en festivales como el de Salzburgo, su ciudad natal. Así dirigió piezas de Beethoven, Strauss, Puccini, Debussy y un largo etcétera de grandes compositores.
Sin embargo, hay algo que le lastró profundamente y fue su pertenencia al partido nazi del que se afilió a principios de los años 30. Su carrera se vió impulsada gracias a los jerifaltes nazis, mientras por otra parte se ganaba el desprecio de muchos de sus colegas y músicos como Isaac Stern e Itzhak Perlman rechazaron tocar en concierto con Karajan debido a su pasado nazi. Resulta curioso o llamativo que Karajan se uniera a la causa nazi y algunos se preguntan si fue debido a su
matrimonio con Anita Gütermann, una mujer de evidente origen
judío para que a ésta al estar casada, con un afiliado al partido, no la molestaran.
Fuera lo que fuera y a pesar de los pesares, Karajan siguió dirigiendo y entre 1957 y 1964, fue director artístico de la Ópera Estatal de Viena, estando vinculado a la mencionada Orquesta Filarmónica de Viena y el Festival de Salzburgo,
en donde iniciaría el Festival de Semana Santa. En 1987 se le concedió el honor de dirigir a la Orquesta Filarmónica de Viena en el reconocido Concierto de Año Nuevo. Dos años después fallecería.
Ya habían pasado muchos años desde aquellos oscuros años del nazismo y, a pesar de aquel extraño punto negro en su carrera, Herbert von Karajan pasó a ser uno de los más grandes directores de orquesta de la historia; un hombre que, aún siendo un grande, sabía que los componentes de su orquesta eran lo más importante: "El arte de dirigir consiste en saber cuándo dejar la batuta para no molestar a la orquesta".
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