domingo, 24 de abril de 2016

Luisito Regueiro o el regate frenético

Allá, en su Irún natal, tuvo un maestro. En ese fenomenal equipo del Real Unión de Irún veía como un jugador francés se iba de uno, otro y otro hasta acabar pasando el balón o acabar metiendo gol. Poco después jugaría con ese grande del regate. El jugador francés se llamaba René Petit, el cual ensenaría el joven Luisito la técnica para irse de todos sus rivales. Estábamos ante un excelente regateador. Luisito conseguiría la Copa de España en 1927 y ese mismo año debutó con la Selección Española en Francia con una goleada por 1-4. El joven Luisito ya no era Luisito; era Luis Regueiro. 


El regate era patrimonio de Regueiro, pero también lo eran los goles tanto para darlos como para meterlos. Petit, en sus últimos años como futbolista, veía que el alumno se había aprendido la lección. Era la época en la que los jugadores y equipos vascos estaban de moda (el Athletic de Bilbao era el dominador del fútbol español) y todos querían hacerse con los servicios de ellos. El Madrid (sin el título de Real por la Segunda República) se hizó con los servicios no sólo de Luis Regueiro, sino con el duo defensivo Quincoces-Ciriaco procedentes del Alaves, equipo del que también vinó el balear Olivares. 


Con una defensa grandisima, con un portero como Zamora, con un goleador como Olivares y un regateador como Regueiro, el Madrid ganó la Liga sin perder un solo partido (algo que había hecho el Athletic de Bilbao hace un par de años), algo que repetiría en la temporada siguiente, contando con Pedro Regueiro, hermano de Luis, procedente de un Real Unión que había descendido a la Segunda División. 

Equipo del Madrid, ganador de la segunda Liga consecutiva

En 1934 formaría parte del equipo nacional que jugó su primer Campeonato del Mundo. Tras ganar en octavos a Brasil por 3-1, empataron a uno con una Italia dura y a la que el arbitró consintió en todo momento, anotando Regueiro el primer gol del partido, empatando los transalpinos antes del descanso. En el partido siguiente, en el que no jugó Zamora al que le habían partido varias costillas, una falta al portero hispano no fue pitada y Giuseppe Meazza anotó el único gol al que el arbitro daría validez, ya que posteriormente anuló dos goles a Regueiro y Quincoces. El poder de Mussolini era demasiado grande. 

Gol de Italia

Tras levantar la Copa de España de 1936 y habiendo metido 90 goles en 145 de Liga, estallaría una guerra civil de proporciones indescriptibles. Regueiro se enrolaría en la Selección de Euzkadi, combinado nacional creado por el Gobierno vasco con la finalidad de recaudar fondos en Europa para los refugiados vascos y realizar una labor propagandística en favor del Gobierno Vasco y la Segunda República.


Finalmente recalarían en Méjico donde el equipo se acabó disolviendo. Regueiro, de ideología de izquierdas, nunca volvería a la España franquista, ya que con tal solo haber puesto un pie en suelo español, hubiera sido encarcelado. 


Siempre con la característica txapela, Luis se haría al país méjicano, retirándose en el mismo, llegando su hijo a jugar en la Selección de Méjico. Aunque su hogar lo tenía en América, Regueiro volvería en algunos momentos a España en la época en la que se instauró la Democracia. Ya habían pasado muchos años desde que el joven Luisito aprendió del gran Petit la técnica para irse de todos sus rivales para llegar al gol... y es que, según cuentan, pocos regateadores han habido que se parecieran al habilidoso Luis Regueiro.

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