jueves, 30 de abril de 2015

El nudo gordiano

Contaba la leyenda que los habitantes de Frigia (actual Anatolia, en Turquía) necesitaban elegir Rey. Es por eso que consultaron a un oráculo, que les respondió: el hombre que tienen que elegir como Rey vendrá por la Puerta del Este acompañado de un cuervo que se posara en su carro. Este hombre fue Gordias, un labrador que tenía por toda riqueza su carreta y sus bueyes. Cuando le eligieron Rey, fundó la ciudad de Gordio y, en señal de agradecimiento por los dones recibidos, ofreció su carro al templo de Zeus, atando una lanza y el yugo con un nudo cuyos cabos se escondían en el interior. El nudo estaba hecho de tal forma que resultaba imposible el desatarlo. Es por eso que se decía que el que consiguiese deshacerlo, conquistaría toda Asia.


En esto apareció Alejando Magno, el cual se dirigía a la conquista de Persia. Tras cruzar el Helesponto, conquistó Frigia. Sus conquistados, viendo la fuerza que presentaba el gran Alejandro, le retaron a desatar el nudo. Sí lo conseguía, sería el dueño efectivo de toda Asía. Alejandro no vacilo ante tal tesitura: "tanto monta cortar como desatar" y lo corto ante el asombro de todos. Esa noche hubo truenos, algo que hizo que el propio Alejandro interpretara que el mismo Zeus, Rey de los Dioses, estaba de acuerdo con su solución. 


Esta historia daría lugar a que se utilizase el termino "nudo gordiano" para dar nombre a una dificultad que no se puede resolver o cuya dificultad especial hace que se requiera una solución creativa o fuera de lo común. Esta tradición, por otra parte, ha tenido tal influencia que el Rey Fernando el Católico la utilizó para crear su propio lema: "Tanto monta”, que es lo mismo que decir que da igual cómo se haga porque lo importante es que se consiga. 


No sabemos sí es cierta tal historia o existe parte de verdad en ella, pero lo que podemos decir de forma tajante es que Alejandro fue uno de los lideres militares más brillantes de la historia antigua, conquistando diferentes territorios, formando un auténtico Imperio.

"Solidarios"

El ser humano vive del instante. Cuando ocurre una desgracia producida por el ser humano en forma de terrorismo o provocada por la naturaleza en forma de terremoto nos ponemos en marcha durante un mes para limpiar nuestras conciencias en base a lo solidario que somos. ¿Se acuerdan de los secuestros perpetrados por boko haram en Nigeria? ¿Se acuerdan del ébola que aún padecen en África? ¿Se acuerdan del terremoto de Lorca del que apenas nos "ocupamos" unas semanas?


El ser humano por fuerza es miserable y mientras no atenten contra su zona de confort, no hace absolutamente nada. Paso con los atentados de París y pasa con los inmigrantes que se quedan en el mar Mediterráneo. En lugar de combatir la amenaza islámica o ayudar a un continente machacado como África, combatiendo la pobreza, acabando con Gobiernos corruptos y deteniendo a las mafias, lo que hacemos es verlas venir como de costumbre. 
Y para nuestra desgracia volverá a pasar con Nepal y con todos los desastres que se produzcan porque el ser humano del denominado "primer mundo" porque en el fondo nos gusta decirnos a nosotros mismos lo buenos que somos al menos durante un mes (o menos).

martes, 28 de abril de 2015

Clásicos Inmortales: Ocho y Medio

El título de esta gran obra del maestro Fellini es muy curiosa: resulta que éste hace referencia a que era la que suponía su ocho y media, contando como media las colaboraciones en 2 historias cortas ("Agencia matrimonial" en 1953 y "Las tentaciones del doctor Antonio." en 1962) junto a otros directores en obras como "L'amore in città" y "Boccacio 70". El resultado de su Ocho y medio sería el de ser una de sus obras más personales de su filmografía.


El afamado director de cine Guido Anselmi (Marcello Mastroianni) esta preparando su próxima obra, sin embargo su genio creativo parece no estar en ebullición. Dada su mala salud, así como su intranquilidad ante la producción de dicha obra, decide ir a un balnearia en el que calmar su espíritu. 

Guido en busca de inspiración para su obra

Guido intenta buscar los motivos del porque de su falta de inspiración y para ello recurre a sus propios recuerdos de juventud en el que ve a todos y cada uno de los personajes que han pasado por su vida. Los recuerdos le invaden y en él vemos a un joven Guido que sintió deseos sexuales desde muy pequeño, que fueron duramente reprimidos por la fuerte educación católica recibida. 


La educación religiosa influyo notablemente en un hombre con una tremenda crisis de inspiración. Imágenes confluyen en él tales como cuando se encontró a su padre muerto o el recuerdo de aquella infancia fuertemente controlada por la religión.


La llegada de Claudia (Claudia Cardinale), actriz y musa de su vida, así como la de su amante, Carla (Sandra Milo), trae nuevas inquietudes en vez de la serenidad y el consuelo que él esperaba. Guido tiene que lidiar con los avatares que le depara la esperada producción de la película, mientras tiene que hacer todo lo posible por evitar un escandalo por la presencia de su amante. Para ello la recluirá en un albergue vecino a la que acudirá a verse con ella e incluso la tendrá que cuidar cuando se ponga enferma de fiebre. 

La bella Claudia

El productor le apremiara para comenzar su obra con un refrigerio en el que estará los miembros del reparto y de la dirección, así como diferentes periodistas que esperan con ansias el inicio del rodaje. Pero Guido cae presa del pánico: no sabe qué contestar a las preguntas y busca refugio de forma instintiva debajo de la mesa. Su ocaso parece cerca. No obstante, cuando no parecía haber solución, las visiones de su pasado, aquellas que tanto lo habían atormentado adquieren una claridad asombrosa.. Todos juntos, los fantasmas de su conciencia contruyen un mosaico hecho de verdad y belleza, a través del cual renace el placer mismo de la vida y de todo lo que ella ha contenido y contiene. Con una auténtica marcha circense, la película puede comenzar. La película de su propia vida.


La crisis creativa de un cineasta. La vida y la película que el quiere rodar se desmonronan a su alrededor, encontrando los motivos de ésto en su propio pasado. De eso trata basicamente esta película que forma parte de una de las obras más logradas y subjetivas del maestro Fellini, contando con la capacidad interpretativa del gran Marcello Mastroianni. Sin embargo el director tuvo, en su momento, muchas dudas sobre sí su obra sería aceptada en los Estados Unidos, con un público muy diferente al latino. No sólo fue aceptada, sino que consiguió el Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa, aunque consiguió algo mucho más importante: ser considerada como una de las mejores obras de la historia del séptimo arte.

Ficha

Dirección
Federico Fellini
Ayudante de dirección
Lina Wertmüller
Producción
Angelo Rizzoli
Guión
Ennio Flaiano
Tullio Pinelli
Brunello Rondi
Federico Fellini
Música
Nino Rota
Sonido
Alberto Bartolomei
Mario Faraoni
Maquillaje
Otello Fava
Fotografía
Gianni Di Venanzo
Montaje
Leo Cattozo
Escenografía
Vito Anzalone
Vestuario
Piero Gherardi
 
Otros datos

País
Italia
Año
1963
Género
Drama
Duración
138’
 
Protagonistas

Actor
Personaje
Marcello Mastroianni
Guido Anselmi
Anouk Aimée
Luisa Anselmi
Claudia Cardinale
Claudia
Sanra Milo
Carla

Premios
Oscar

Categoría
Persona
Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa
-
Oscar al Mejor Vestuario (Blanco y Negro)
Piero Gherardi

Imágenes del pasado (el circo)