El Papa se ha mostrado muy crítico con los países por su pusilanimidad ante los atropellos que se están cometiendo contra los Cristianos en países como Kenia o Siria, llegando a decapitaciones por el simple hecho de no ser musulmanes.
Lo triste de esto no es que sea verdad (que lo es), sino que no se va a hacer absolutamente nada a no ser que haya un atentado en suelo europeo. Atentar contra la Libertad es un delito muy grave, pero también lo es el atentar contra otro tipo de Libertad muy personal, que es la Libertad religiosa. En la antaño cristiana Europa importa bien poco lo que le pase a los Cristianos en zonas tan aparentemente alejadas de nuestro entorno porque les importa bien poco que miles de personas sean insultadas, vejadas y asesinadas por su Fe. Y sí los asesinos son musulmanes, menos aún. Así vemos como no se hace nada ante el avance vertiginoso del denominado estado islámico y se da carta de país a un territorio como Palestina dirigido por y para terroristas a los que les importa más bien poco la vida de las personas sean musulmanas o cristianas.
Europa pasa de protestar ante las masacres a los Cristianos porque les importa un pimiento la Libertad religiosa. Cuando tiene lugar un atentado en Europa muchos se llevan las manos a la cabeza, rasgándose las vestiduras, reclamando una Libertad que, salvo excepciones, tenemos garantizada. Sin embargo, hay infinidad de Cristianos en países de mayoría musulmana que ven peligrar su vida por el hecho de no profesar la Fe de Mahoma. Un continente como Europa es demasiado pequeño para tanto hipócrita suelto.
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