Lo ocurrido ayer en el Instituto Joan Fuster de Barcelona nos tendría que dejar varias reflexiones. Una de ellas es cómo es posible que un niño de 13 años sea capaz de concentrar tanto odio hasta el punto de fabricarse su propia ballesta y un coctel molotov para intentar hacer una auténtica escabechina sin que nadie (particularmente sus padres) supiera absolutamente nada.
Alguno podría pensar que la culpa de sus actos violentos la tienen los videojuegos, las series o las películas, pero hay que tener muy pocos cabales para trasladar una realidad virtual o ficticia a tu propia vida. En todo caso, desde siempre han existido películas violentas y los de mi generación hemos disfrutado con videojuegos de todo tipo y no por ello nos ha dado por fabricar artefactos con la intención de producir daño. Son falta de valores lo que hacen que algunos individuos vean la violencia como algo normal.
Y es ahí donde llego a mi segunda y última reflexión y ésta tiene un corto más político ¿Cómo es posible que un menor que comete actos tan infames como una matanza o una violación no tenga responsabilidad penal hasta la mayoría de edad?
Recuerdo cuando salio esa estúpida ley del menor y fue en ese momento cuando muchos profesionales de la educación, así como psiquiatras advirtieron de que había que tener mucho cuidado con los resultados. Al final se ha demostrado que un menor puede llegar a cometer actos tan horribles como cualquier individuo de edad más avanzada y, sin embargo, no hay castigo penal porque los menores "no son responsables de sus actos". El de ayer ni siquiera estaba imputado porque no tenía 14 años para ello. Lo peor es que como encima te muestres a favor de que hay que cambiar o modificar la ley del menor para que algunos personajes no se vayan de rositas, te dicen que no hay que cambiar las leyes en caliente. La cuestión es que ni en caliente, ni en frió se cambias las leyes. Y es que algunos menores actúan como adultos y los castigan como niños. Así nos va...
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