Sí hay un hombre dentro de la historiografía ibérica que ha despertado multitud de leyendas en torno a su figura es Viriato. El líder lusitano que se levanto contra la poderosa Roma, que por aquel entonces era una República, la cual quería conquistar a la antigua Iberia y hacerla suya.
Viriato fue una china dentro del zapato para una Roma incapaz de hacer frente a la guerra de guerrillas organizadas por el líder lusitano; hábil estratega a los que sus hombres admiraban y eran leales a su persona. O al menos eso parecía.
Según cuenta una leyenda (una de las muchas asociadas a la figura del gran Viriato), el General Quinto Servilio Cepión, encargado de la conquista hispana, había reunido a unos tres hombres suspuestamente leales a Viriato para que estos le traicionaran. Éstos lo asesinaron, mientras dormía, clavándole un puñal en el cuello, puesto que Viriato siempre dormía con la armadura puesta.
Asesinato de Viriato |
Cuando los traidores fueron al campamento romano a pedir su recompensa, el propio General les negó tal cosa, diciéndoles una frase que, fuera verdad o no tal relato, ha pasado a la historia: "Roma traditoribus non praemiat", que en español quiere decir, "Roma no paga a traidores".
Nunca sabremos sí esta historia tiene una base real, aunque es probable que hubiese algún tipo de traición en torno a Viriato. Independientemente de esto, esta historia transmite que los romanos nunca habían aprobado la muerte de un jefe
rival a manos de sus propios hombres. Y es que no hay nada más canallesco y vil que un hombre valiente sea traicionado por aquellos a los que creía sus leales.
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