Que en España no hay Monárquicos es tan real como que tampoco hay republicanos. Porque personas que de vez en cuando sacan una bandera inventada y hablan favorablemente de un sistema como el de la II República Española en el que se encarcelaba a gente por opinar diferente, donde no se quería que se votaran a las mujeres y donde muchos querían que el país fuera un suburbio de la URSS no me parecen ni republicanos, ni demócratas. Tal día como hoy, precisamente, se proclamó la Segunda República Española.
Esas personas no son más que unos añoradores o admiradores de un sistema cuya idea era buena (fuera la Monarquía), pero que al final se convirtió en un sistema donde se primo el asesinato político y una polarización muy grande de la sociedad española. ¿Es acaso normal que por la calle se vieran carteles con la cara de un asesino como Stalin? ¿Es normal que los escoltas de un político importantísimo como Prieto asesinaran al Jefe de la oposición en venganza por el asesinato de un Teniente? ¿Es normal que en un sistema supuestamente democratico se encarcelara o desterrara a gente que hablara mal del sistema republicano y ensalzara la Monarquía?
No sólo no es normal, sino que es deleznable que haya gente que se diga democrata a si mismo y hable bien de un sistema como ese que, aunque resulte paradojico, protegio el odiado Franco cuando determinados personajes intentaron cargarselo en el 34.
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Esos no son republicanos. Son lo que yo llamo falsos republicanos de salón que viven por y para el rencor porque no les han educado de otra forma y nos le da vergüenza asegurar que un partido al que han votado más de 10 millones de personas es heredero del franquismo. Soy republicano y la dictadura franquista fue una basura inmunda por su falta de libertades, pero para nada admiro un sistema que significo tanta miseria, al igual que todos los anteriores al 78, como el de la Segunda República Española.
A mi afortunadamente no me han educado desde el rencor, sino desde el respeto a los que piensan diferente y que no mira en el pasado para abrir las cicatrices que parecían haberse cerrado hacía mucho tiempo. Sólo con el estudio del pasado podemos no cometer antiguos errores, para que desde el presente, que es sólo nuestro, podamos crear un futuro en el que todos nos respetemos. Y lo que nos debe importar es alcanzar el tan ansiado bienestar social. Ya lo decía Abraham Lincoln en referencia a la contraposición entre pasado y futuro: "No conocí a mi abuelo; prefiero saber quien sera su nieto".
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