martes, 30 de octubre de 2018

Clásicos Inmortales: Suspense

Basada en la celebre novela de de Henry James "The Turn of the Screw" (Otra vuelta de tuerca en inglés), el título original de la película era "The Innocents" ("Los Inocentes" en inglés) que se adecueba más al argumento, pero en España se titula "Suspense", mientras en hispanoamerica la titularon "Posesión Satanica". Lo cierto es que más allá del título, este film va más allá de una "simple historia de fantamsas"; es el terror en toda su crudeza.


Nos encontramos en la Inglaterra Victoriana del Siglo XIX (dato muy importante). La señorita Giddens (Deborah Kerr), una mujer fuertemente religiosa, es contratada por un hombre de negocios (Michael Redgrave) para hacerse cargo de sus sobrinos, dos niños huérfanos. Él le comenta que no tiene tiempo para hacerse cargo de los niños, los cuales viven en una casa de campo. La institutriz anterior, Mary Jessel (Clytie Jessop) falleció de forma repentina hace menos de un año. Lo único que le importa es que la señorita Giddens acepte toda responsabilidad por los niños, algo que hace.


La señorita Giddens se instala en la casa de campo donde residen la niña Flora (Pamela Franklin), la cual es encantadora, junto a la dama de llaves, la señora Grose (Megs Jenkins). El hermano de Flora, Miles (Martin Stephens), se encuentra estudiando en un colegio mayor, del que es expulsado por ejercer una "mala influencia" en sus compañeros y enviado a su casa poco después de la llegada de la señorita Giddens.

La institutriz y los niños

La Sra. Grose dice que no puede imaginar a Miles comportándose mal y cuando la misma señorita Giddens se encuentra con el niño, también cree que sus maestros han exagerado . Parece encantador y maduro, pero quizás demasiado "maduro", con cierta "querencia" hacía su institutriz, algo que turba a la señorita Giddens.


La señorita Giddens pronto se inquieta por los extraños comportamientos (ocasionales) de los niños, y se siente molesta por las voces y apariciones incorpóreas de un hombre y una mujer que ella presencia en la casa. Tras decirselo a la ama de llaves, ésta los identifica como la señorita Jessel (la anterior institutriz) y Peter Quint (Peter Wyngarde), el criado. La señora Grose le revela que Quint abusó de la señorita Jessel, realizando actos sexuales a la vista de los otros sirvientes y probablemente a la vista de los niños. Después de la muerte accidental de Quint, la señorita Jessel entró en una profunda depresión, ahogandose posteriormente en el lago.


Cuando Miles recita un poema que invoca a un "señor perdido" para que éste se levante de la tumba, la señorita Giddens concluye que tanto los fantasmas de Quint como de la señorita Jessel han poseído los cuerpos de los niños para que éstos puedan continuar físicamente su relación. Giddens está decidida a rescatarlos de esta posesión.


Una noche, la señorita Giddens encuentra a Flora en una ventana, mirando a Miles, el cual está caminando en el jardín. Cuando la señorita Giddens lo acompaña a la cama, él le da un beso de buenas noches de manera inquietantemente sexual. Por otro lado, al día siguiente, la señorita Giddens encuentra a Flora bailando en la orilla del lago, viendo la figura de la señorita Jessel mirándolos desde el otro lado del agua. La señorita Giddens le pide a Flora que admita que la señorita Jessel está allí, pero Flora comienza a gritar y llorar, llamando a la señorita Giddens malvada y loca. La señora Grose dice no saber dónde ha aprendido Flora tales obsenidades. La señorita Giddens le ordena a la ama de llaves que se lleve a Flora de la casa porque está segura de que Miles está a punto de confesarle la posesión y por lo tanto debe estar sola con él.


Esa noche, la señorita Giddens presiona al niño para hablar sobre los fantasmas y sobre por qué fue expulsado de la escuela. Inicialmente, Miles es evasivo, pero finalmente admite que asustó a los otros niños con violencia y lenguaje soez e inapropiado. La señorita Giddens le pide que diga quién le enseñó este lenguaje y comportamiento. Miles de repente comienza a gritar insultos obscenos, riendo de forma maniatica y la cara de Quint aparece en la ventana detrás de él (como una vez anterior), uniéndose a la risa del propio niño. Posteriormente Miles corre afuera.


La señorita Giddens le sigue rogando que "diga su nombre". Quint aparece en un seto cercano, pero Miles parece no verlo. Finalmente grita el nombre de Quint, y aparece Quint. Miles se queda quieto y cae al suelo. La señorita Giddens lo acuna, asegurandole que está libre. Es en ese momento cuando se da cuenta de que Miles está muerto. Sollozando, se inclina sobre él y lo besa en los labios.


Película de marcado tinte sexual, la película está plagada de gran cantidad de metaforas de ese cariz (utilizadas en un tono ambiguo) que en algunos casos (no todos) se le escapó a la censura. Con una atmosfera espeluznante (como para ponersete la piel de gallina), ya comente que una era simple historia de fantasmas. Y es que el terror más que en lo que se puede ver está en lo que no se ve y en esta obra se logra con creces.

Ficha

Dirección
Jack Clayton
Producción
Jack Clayton
Guión
William Archibald
Truman Capote
(diálogos adicionales
John Mortimer)
Obra: Henry James
Música
Georges Auric
Fotografía
Freddie Francis
Montaje
James Clark
Vestuario
Motley

Otros datos

País
Reino Unido
Año
1961
Género
Suspense, Terror
Duración
100’

Protagonistas

Actor
Personaje
Deborah Kerr
Señorita Giddens
Megs Jenkins
Señorita Grose
Martin Stephens
Miles
Pamela Franklin
Flora
Peter Wyngarde
Peter Quint
Clytie Jessop
Señorita jessel
Michael Redgrave
El tío
Isla Cameron
Anna

Intro

 
El fantasma acecha


La mujer en el lago
 

Para la Libertad...

Este poema es tan solo una parte e uno más amplio que se titula "El Herido". El contexto en que fue escrito evidentemente la guerra civil y Miguel Hernández debió escribirlo cuando estaba convaleciente por alguna herida en una batalla.


Lo cierto es que la segunda parte de este poema va sobre un valor universal que no es otro que la Libertad. De hecho comienza con un juicio de intenciones. Precisamente para la Libertad se tiene que actuar no por uno mismo, sino para las generaciones venideras, las cuales también deben luchar por la Libertad. Poema maravilloso y trágico a la vez.
"Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas. 


Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo. 


Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada. 


Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida."
Para la Libertad se hizo muy famoso y reconocido gracias al homenaje de Serrat a Miguel Hernández en el año 72 en el que la tercera canción del disco era este grandioso poema al que le añadió la música y que se convirtió en una de las canciones reconocidas de la Transición española. La Libertad...