"Dirige, Señor, mi corazón en la batalla y enseña {adiestra} mis manos en la guerra"
En la guerra peleaba como un valiente; su honra defender su bandera y a su Rey. Gonzalo Fernández de Cordoba y Enriquez de Aguilar, natural de Montilla, se formó militarmente bajo el Reinado de Isabel y Fernando, siendo pieza clave en las guerras de Granada, donde sus innovaciones tácticas fueron importantes.
Su gran habilidad para aprovechar los recursos, adaptando la táctica a las condiciones lo hicieron único. De esta forma empleó una red de espías que le dieran información del enemigo o practicó la guerra de guerrillas. Esto le convirtió en uno de los más destacados jefes militares al servicio de los Reyes Católicos Sus servicios (entre ellos el reunirse con Boabdil) durante la campaña granadina fueron premiados con la encomienda de la Orden de Santiago, aparte de otros señoríos. Con el final de dicha campaña se ponía fin al periodo que posteriormente conocimos como Reconquista.
Tras ello, Isabel y Fernando le emplearon en Italia, donde sostendrían una larga guerra disputando la hegemonía en la región a los franceses. La invasión gala de Nápoles hizo que tuviera lugar una campaña de dos años (entre 1494 y 1496) dirigida por Fernández de Cordoba, derrotandose a los franceses y reponiendo al soberano napolitano, el cual formaba parte de la familia real de Aragón.
A partir de dicho conflicto, el valiente Fernández de Cordoba, al que sus subordinados respetaban y sus enemigos temían, ya era llamado por el sobrenombre por el que pasaría a la posteridad: el Gran Capitán.
Sería pieza clave a la hora de evitar el expansionismo francés por el Mediterráneo. A tanto llegó la dependencia de los Reyes Católicos del Gran Capitán que lo llamaron de su guerra contra los turcos para enfrentarse a los galos y volviéndoles a vencer con una estrategia defensiva, pero eficaz. Nápoles pasó al dominio aragones (siendo Virrey o Gobernador del Reino el Gran Capitán), formando parte del Imperio Español hasta el siglo XVIII. En su Honor, el tercio de la Legión Española acuartelado en Melilla lleva el nombre de hombre tan valeroso.
La muerte de Isabel en 1504 provocó una paulatina caída en desgracia del Gran Capitán debido a varios enfrentamientos con el Rey Fernando, que tuvo su punto culminante con el Tratado de Blois (1505), por el que el Monarca devolvió a los franceces las tierras napolitanas que Fernández de Córdoba había quitado a los Príncipes de la Casa de Anjou, las cuales había repartido entre sus oficiales; sus compañeros de batallas.
Se dice que el Rey Fernando pidió al Gran Capitán que (tras una breve retirada en Loja, murió en Granada, lugar de sus primeros éxitos militares, donde está enterrado) cuentas de
en qué había gastado el dinero del Reino de Nápoles; su Reino, algo que, según la tradición, ofendió a don Gonzalo. Hay varías versiones de su contestación, aunque la más común (y que dejo en ridículo al propio Rey) es:
"Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados; por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados; por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados; por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados; y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del Rey a quien he regalado un Reino, cien millones de ducados"
No hay comentarios:
Publicar un comentario