"Tuve una infancia muy poco feliz. Creo que comprendí lo que era el sufrimiento humano y durante toda mi vida he intentado retratarlo y salir en defensa de la humanidad que sufre"
Vittorio De Sica
Esta historia se mueve en una época dura; terrible; aciaga... y tiene como protagonista a uno de los más grandes cineastas italianos, Vittorio de Sica, y el rodaje de una película; una historia que personalmente me emociona. La obra en cuestión tenía (y tiene) el título de "La Puerta del Cielo" y nació como un acuerdo entre la Santa Sede y el director. Lo que parecía ser una simple película de carácter religioso, era mucho más que eso. En una Italia ocupada por los nazis (Mussolini había caído en desgracia), la idea de la misma era "contratar" a más de 300 judíos, cobijándolos como falsos extras de rodaje o falsos técnicos, mediante la inmunidad y extraterritorialidad de una Basilica cristiana. La historia de cómo el cine salvó la vida de cientos de judíos.
El plan fue desarrollado de forma meticulosa, viendo cada una de las localizaciones y tiempos de
rodaje para conseguir refugiar y amparar a los perseguidos por el hecho de ser judíos. El propio Papa Pío
XII (acusado muchas veces de ser bastante tibio con el antisemitismo nazi) supervisó y financió el proyecto, a través del Centro Católico
Cinematográfico, obligando a dilatar el rodaje lo máximo posible para
esperar la llegada de los aliados a Roma y de está forma poder liberarlos. El
rodaje de la película se convirtió literalmente en un campamento de refugiados judíos a
la espera de la salvación.
Pio XII |
Mientras la película siguió rodandose. Ésta narra las peripecias de un grupo de enfermos peregrinos en su viaje en tren al santuario de Nuestra Señora de Loreto en busca del milagro que los salve de sus tormentos. Protagonizada (entre otros actores) por la compañera del director, la española María Mercader (la cual muchos años después se convertiría en su segunda esposa) y con guión del propio De Sica, la producción tecnicamente costó 40.000 dolares y escribo lo de "tecnicamente" porque la mayoría del dinero fue destinado a la manutención del equipo.
Cartel de la película |
Su principal escenario (además del falso
tren y algún que otro jardín) fue la Basílica de
San Pablo Extramuros, una de las cuatro iglesias pontificias de Roma, la cual tiene convenio de extraterritorialidad, lo que hace que sea un paraíso de dispensa y prerrogativa eclesial.
El rodaje duró desde 1943 hasta 1944 (hasta que entraron las tropas aliadas en Roma) y los refugiados judios pernoctaban escondidos (con nombres falsos) dentro de los jardines de la Basilica. Durante ese tiempo, Goebbels, Ministro de propaganda nazi, llamó a De Sica para encargarle: "…la
refundación del nuevo cine italiano fascista" en la ocupada Venecia, pero su contrato con la Santa Sede le obligó a permanecer en Roma, algo que no fue más que una excusa, dado que era mejor esconderse detrás de un rodaje antes que revelar el verdadero asco que le daban los nazis.
No todo fue bien. La noche del 3 de Febrero de 1944, una incursión en la basílica de nazis-capitaneadas por descuido de la producción, acabó con la detención de más de 60 judíos sospechosos y que fueron deportados a los campos de concentración.
Meses después, concretamente, el 5 de Junio de 1944 se produjo la liberación de Roma por las tropas aliadas y con ello la apertura de las puertas de la Basílica. Paradojicamente, tras el rodaje y el montaje definitivo, el propio Papa Pío XII decidió paralizar su distribución por considerar que era una falta de respeto que se les concedia el milagro a casi todos los integrantes del tren antes de llegar a Loreto. Es por tal cosa que solamente se conservan tres negativos de la película, que son dos latas enterradas en los archivos Vaticanos y otra, que tiene el hijo del propio director Christian De Sica.
María Mercader y De Sica |
Meses después, concretamente, el 5 de Junio de 1944 se produjo la liberación de Roma por las tropas aliadas y con ello la apertura de las puertas de la Basílica. Paradojicamente, tras el rodaje y el montaje definitivo, el propio Papa Pío XII decidió paralizar su distribución por considerar que era una falta de respeto que se les concedia el milagro a casi todos los integrantes del tren antes de llegar a Loreto. Es por tal cosa que solamente se conservan tres negativos de la película, que son dos latas enterradas en los archivos Vaticanos y otra, que tiene el hijo del propio director Christian De Sica.
Poco importo eso, ya que Vittorio de Sica se consagró con sus siguientes películas ("El Limpiabotas" y "Ladrón de Bicicletas"), como el mejor narrador de la Roma arrasada por el nazismo, siendo uno de los más grandes representantes de ese magnífico movimiento que conocemos como Neorrealismo.
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