sábado, 9 de abril de 2016

Los enemigos de la raza humana

Más de una vez me he referido a los nazis con este acertado epíteto y es que el nazismo dejó una oleada oleada de maldad, cuya nauseabunda presencia se llevó por delante a millones de personas por diferentes motivos. Sin embargo, ellos no han sido los únicos a los que podríamos calificar con tal frase. Infinidad de miserables, aprovechando muchas veces la coyuntura social o de crisis económica de un territorio, han aprovechado para engañar al pueblo, siendo su idea última la de que se hiciera la voluntad del dictador de turno. 


Esto es tan antiguo como el mundo, pero sería a partir de las revoluciones acaecidas a raíz de la denominada revolución francesa y la crisis del antiguo régimen cuando veríamos que algunos sólo querían quitar a un tirano, fuese el Rey o la nobleza en su conjunto, para ponerse ellos, incluso oponiéndose a sus propios principios. Un ejemplo lo tuvimos en Maximilien Robespierre (que de "incorruptible" tenía más bien poco), el cual pasó de ser favorable a la libertad de prensa y contrario a la pena de muerte a establecer una férrea censura y a firmar infinidad de sentencias a muerte cada día. Al final tuvo su "recompensa", siendo traicionado para morir en la guillotina. 

La guillotina, un instrumento terrible

Mejores no serían los líderes revolucionarios de América, que tras independizarse de España, ejercieron un control estricto sobre la población y en algunos casos propiciaron la llegada de dictaduras bajo la persona de otros que se decían sus seguidores. Parte de culpa la tuvo España que prefirió mantener unas colonias deficitarias y contestonas antes que darles la independencia, favoreciendo con ello la llegada de libertadores que se convirtieron en auténticos tiranos. Simón Bolivar daría lugar a una corriente llamada bolivarismo que ha sojuzgado (y lo sigue haciendo) a países enteros. Algo parecido pasaría en África donde la descolonización favoreció la llegada de tiranos, prometiendo lo imposible a un pueblo, que padecería las consecuencias, viendo cercenada su propia Libertad individual. 

Batista y Castro o casi 80 años de dictaduras en la isla de Cuba

No obstante, Europa y Asía verían con pavor como auténticos miserables al albur de las dificultades económicas se establecían en el poder. Ejemplo claro se vivió en la revolución rusa donde el bolchevique Lenin, gracias a la coyuntura económica y bajo las promesas de pan e igualdad para el pueblo ruso, se hizo con el poder, tras echar y asesinar al Zar y a toda su familia. 

Lenin ante el pueblo ruso

Efectivamente el zarismo propició la miseria de Rusia, pero el bolchevismo o comunismo fue como el clavo que quitó otro clavo, ya que la miseria y las ejecuciones masivas merced a las terribles checas siguió propiciando la miseria y hambruna de un pueblo que vivió primero con Lenin, después con Stalin y por último con sus respectivos sucesores del partido bajo un régimen dictatorial (que ellos llamaron dictadura del proletariado) que duró hasta principios de los años 90 con la unión de una serie de repúblicas (la temible URSS). El partido comunista se extendería a otros países en los que llegaría a tener gran influencia como en Alemania (hasta la llegada del nazismo), Francia o España. La caída del muro de Berlín, que separaba a Alemania en dos (la democrática y la comunista), propició el derrumbe del castillo de naipes comunista. El saludo comunista es con el puño el alto.

Un asesino apodado Stalin

Junto al comunismo nacería el fascismo en Italia, un régimen evidentemente racista, nacido a partir del partido fascista de Benito Mussolini, que buscaba el renacimiento de una especie de nuevo Imperio romano bajo la dirección del mencionado Mussolini, el cual, tras su golpe de Estado popular, fue aceptado por el Rey de Italia. Una evidencia de que el fascismo tenía la intención de reverdecer los laureles del desaparecido Imperio Romano es que el saludo fascista era (y es) con el brazo en alto, tal y como los romanos saludaban al mismísimo Emperador. Ya en esa época nacería el concepto de totalitarismo que es un régimen político ejercido por una o un grupo de personas que controlan todos los aspectos del Estado y de la vida personal del individuo, diciendo cómo tiene que pensar y comportarse. 

Mussolini o el que se creía un César

El. comentado nazismo, crecido al albur de la crisis en Alemania tras la Gran Guerra del 14 y el desastre del 29, era una versión incluso más radicalizada del fascismo con tintes propios (antijudaismo y antimasoneria) y extendió la miseria y la muerte primero en Alemania y después en media Europa. Hitler y sus secuaces no ganaron la Segunda Guerra Mundial, pero si dejaron tras de si una ola de destrucción de la que el viejo continente tardó en recuperarse. Sería la propia Alemania nazi la que rompería el pacto de no agresión que había firmado con la URSS stalinista, que incluía la expansión nazi por un lado de Europa y la expansión soviética por el otro. Mientras, tras la caída del nazismo y la connivencia de los mismos que habían dejado crecer a Hitler, fueron naciendo varios estados dictatoriales comunistas como la Chica de Mao o la Yugoslavia de Tito. Esta última fue muy despreciada por Stalin, a pesar de compartir ideología, ya que el propio Tito no quería que la URSS interviniera de forma activa en su régimen, algo que hizo con China o la Alemania Oriental. Polonia, anteriormente invadida por los nazis, sería ocupada por el comunismo.

El diablo en persona

Visto lo visto, el comunismo y el nazismo dejaron Europa para el arrastre, pero no fueron ni siguen siendo los únicos miserables en la historia del mundo. Dictadores han habido siempre: Desde el camboyano Pol Pot con sus jemeres rojos (con la desaparición de entre un millón y medio y dos millones de personas en 4 años muchos dicen que es el mayor asesino de la historia), pasando por Pinochet en Chile o siguiendo por  la dictadura de Videla en Argentina. Los Estados Unidos favorecieron gran parte de esas dictaduras para evitar la expansión del comunismo en los países de América Latina como Chile. 


Incluso la Península Ibérica tuvo sus dictadores con el régimen de Salazar en Portugal (que continuó unos años después de la muerte del propio Salazar) y en España con Miguel Primo de Rivera y Franco. Precisamente el hijo de Primo de Rivera, José Antonio, fundó la Falange España, partido de corriente fascista muy cercana al régimen de Mussolini, que sería la base sobre la que se sustentó el régimen franquista durante los primeros años.

Calaveras que ejemplifican el trabajo de Pol Pot y sus jemeres rojos

Parece mentira, pero hoy en día siguen habiendo personas, que, engañadas o no, votan a partidos que si en algún momento alcanzaran el poder, no dudarían en acabar con la Democracia y ejecutar a todos aquellos que no pensasen como ellos. Muchos dirán que la Democracia por si misma no resuelve los problemas y que el politiqueo barato hace que haya personas que voten extrema derecha en Francia o extrema izquierda en España. Esa gente vive engañada porque les han hecho creer que la Democracia resuelve todos los problemas y no es verdad. Es el sistema menos malo de todos. Decía Chaplin en su celebre discurso de "El Gran Dictador" que los dictadores son libres solo ellos, mientras esclavizan al pueblo... y es verdad. 


Podría hacer una lista de miles y miles de personajes que alcanzaron el poder, mediante un golpe de Estado militar o no o que fueron elegidos para quitar poco a poco las libertades de aquellos que no pensasen como ellos. Una lista que no realizare por imposible y desagradable, ya que me da bastante asco. Sólo diré que, tengan la ideología que tengan o que hayan matado o pegado a una o un millón de personas por ideología o cualquier otra consideración, esos individuos y sus seguidores son unos miserables; los enemigos de la raza humana y de todo lo bueno que pudiera haber en la tierra; un veneno; lo peor que puede surgir en el mundo.

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