jueves, 8 de octubre de 2015

Y la perfección se llamó Nadia Comăneci

10. Un número redondo al que siempre queremos llegar en todos los ámbitos de la vida. Una cifra a la que queremos llegar y casi ninguno consigue. Sería en un deporte como la gimnasia, donde una adolescente, pues sólo tenía 14 años, haría historia. Fue en los Juegos Olímpicos de Montreal celebrados en 1976 donde una jovencisima rumana Nadia Comăneci haría historia con una calificación perfecta. Nadia era la gimnasta 10. 


Nadia, cuyo nombre deriva de deriva de Nadejde, que significa Esperanza, fue una de las muchas gimnastas que llegaron a la cima desde edad muy temprana. Ya había conseguido grandes éxitos un año antes en el Campeonato de Europa de Gimnasia donde ganó tres medallas de oro y una de plata. Sin embargo, por lo que se ganó la inmortalidad fue cuando gracias a una ejecución brillante recibió la nota mágica del 10; la perfección estaba ante nosotros y se llamaba Nadia Comăneci. 


Hasta la fecha es la única que lo ha conseguido. Sus grandes giros y su destreza con los brazos no eran normales para una joven de su edad. Una lesión en el brazo hizo que se retirara con tan solo 22 años. En 1989 se fugó de la Rumania comunista a los Estados Unidos, ejerciendo posteriormente de comentarista, así como recibiendo todos los honores (recibió dos veces la Orden Olímpica) y es que Nadia fue muy grande. 

 
Los que tuvieron la posibilidad de verla en acción durante aquellos Juegos Olímpicos de Montreal fueron fueron testigos de algo y es que la perfección se llamaba Nadia Comăneci. 

Tributo a Nadia


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