jueves, 15 de octubre de 2015

El cáncer nacionalista

Se ha consumado lo que ya sabíamos. El matonismo propio del nacionalismo se ha hecho presente con el intento de amedrantamiento por parte de personas, políticos o no, que se atreven a dar lecciones de Democracia.


España es un país curioso. Hemos permitido radicalismos de todos los signos y que personajes que no dudarían en cargarse el Estado sean representantes públicos. Personas que hacen homenajes a golpistas y que hacen lo peor que puede hacer un gobernante: dividir a la sociedad. 
Ahora mismo hay "Dos Cataluñas", mal que nos pese, por culpa de unos indeseables que han utilizado el dinero público para sus propios finés; sus aires de grandeza. Ese señor (el pequeño Pujol diría el tipo de la coleta) se esta haciendo el mártir cuando es un tipo bastante absurdo e insignificante, que hasta antes de ayer despreciaba el nacionalismo, asociandolo a un pasado más bien lejano. Ese señor, que entró en el Tribunal, tras saludar brazo en alto a sus partidarios (esto me recuerda a algo) representa al cáncer del nacionalismo; una enfermedad, incompatible con la Democracia, a la que hay que extirpar sin vacilaciones y equidistancias.
España es un país demasiado grande como para que tipejos siniestros vayan a amedrentar a las personas cuando son ellos los que no respetan las leyes democráticas.

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