Gracias a la película de Spielberg muchos conocimos la historia de Oskar Schindler y cómo salvo a miles de judíos de morir a manos de los nazis, sin embargo, hubo un español que hizo la misma labor de Schindler con la diferencia (y peligrosidad me atrevería a decir) de que no era un simple empresario. Su nombre era Ángel Sanz-Briz y era diplomático.
Sanz Briz llegó a la Embajada de Hungría en pleno 1942 cuando se llevaban 3 años de conflicto mundial. Tras la ocupación de los nazis de la Embajada en 1944, España mando al embajador que abandonara a la sede y Sanz-Briz, que había venido como encargado de negocios, se convirtió en el encargado de la misma.
Sanz-Briz, que puso enviar a su mujer embarazada a España, se encontró con la realidad de los judíos, que eran enviados a campos de concentración. La solución final de los nazis estaba en marcha y muchos acabarían siendo asesinados en los campos de concentración. A pesar de comunicar la situación de los judíos y de las atrocidades nazis, el Gobierno de Franco se puso de "perfil" y esto llevó a Sanz-Briz a actuar por su cuenta para salvar a muchos cuyo destino eran las cámaras de gas.
Con su esposa e hija |
El diplomático aprovecho una Ley promulgada por el dictador Miguel Primo de Rivera que no tenía vigencia en aquellos momentos por la que los judíos sefardies (expulsados de España por los Reyes Católicos) tenían derecho a pasaporte español. Así lo vendió a las autoridades nazis, entre las que se encontraba Adolf Eichmann, Teniente Coronel de la SS, que aceptaron tal cosa por la admiración que sentían hacía Primo de Rivera, pero también por el buen hacer del propio Sanz-Briz.
Así, junto a algunos de sus colaboradores, empezó a emitir documentos y pasaportes de los cuales sólo le permitían emitir 200, pero gracias a su habilidad consiguió que hasta 2.000 familias escaparan del horror nazi, salvando a unas 5.300 personas, gracias a sus cartas de protección. Desgraciadamente, los nazis, cuando la guerra la tenían perdida, tuvieron tiempo de asesinar a 600.000 judíos húngaros. Sanz-Briz abandonó el país en Diciembre ante la inminente llegada de los soviéticos.
Sanz-Briz tuvo una ingente carrera diplomatica, estando en San Francisco, Washington, Lima, Berna, Bruselas o Pekín entre otros lugares. Fallecería en Roma y hasta años muy recientes la historia nos era desconocida para muchos.
Antes y después de su muerte fue reconocido por su gran labor diplomática y, muy especialmente, la humanitaria, siendo uno de aquellos personajes que han sido reconocidos por Israel como Justos entre las Naciones. Un hombre excepcional que en aquellos tiempos dificiles, representó mucho para no sólo los que salvó, sino para sus descendientes. Ese hombre fue para ellos un ángel; el Ángel de Budapest.
Ejemplos a seguir.
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