Fue mucho antes. Antes de ese Festival de la Canción de Eurovisión de 1970, antes de su triunfo en el Festival de la Canción de Benidorm con aquel inmortal "La Vida sigue Igual" y antes de ese fatal accidente que le obligo a abandonar la práctica del fútbol, Julio Iglesias conoció a una chica francesa, mientras compaginaba sus estudios de derecho y el fútbol. Esa chica tenía un hombre; se llamaba Gwendolyne.
Ni el propio Julio pensaba que fruto de esa relación de juventud (apenas contaba con 20 años) saldría una grandisima y bella canción que interpretaría en la mencionada Eurovisión, acabando en un meritorio cuarto lugar. Y todo empezó con aquella chica... aquella a la que al murmullo del viento le oímos decir su nombre... Gwendolyne.
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