jueves, 23 de mayo de 2013

¡Sabino, a mi el peloton que los arrollo!

1 de Septiembre de 1920. Estadio Olímpico de Amberes. La Selección Española de Fútbol se jugaba su ser o no ser en el torneo. Si ganaba podría jugar por la medalla de plata de los Juegos Olímpicos. Era el primer torneo que disputaba un combinado nacional de este deporte, de hecho su primer partido fue ante Dinamarca, unos días antes a la que se venció por 1 a 0. Compuesta esencialmente por jugadores vascos y catalanes porque estaban adaptados a los campos de hierba, se tenía grandes esperanzas en este equipo. 
El rival de ese día era Suecia. La cosa empezaba mal para el combinado hispano Dahl adelanto en la primera media hora a los suecos. El partido resultaba trabado debido a la dureza de Suecia y a los españoles parecía no salirle nada.

 
La segunda parte comenzaría con los mismos derroteros. Entoncés el arbitro cobro falta en la frontal del área a favor de España. Sabino, tradicional ejecutor de faltas, se disponía a ejecutar el lanzamiento, cuando a su espalda oyó que le chistaban: "¡A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo a todos!". El que hablaba era Belauste. Y vaya si los arrollo. Entró en la portería con el balón y varios defensas suecos aferrados a su camiseta. el arbitro ante la mele que se había formado, concedio el gol ante lo inesperado de la jugada. El arranque de Furia había sido tremendo, algo que se confirmaria con el gol de Acedo dos minutos después. 

Equipo español que fue a Amberes
 

Pero ahí no quedaría la cosa. Antes del final, se sufrió mucho y en el minuto 87 el arbitro pitó penalti a favor de los nórdicos. Entonces llego Samitier, que era tan bueno como marrullero, y se cruzó por dos veces delante del delantero sueco cuando este tomaba carrerilla para lanzarlo, supuestamente para decirle algo al árbitro. Cuando éste le hizo entender que la próxima vez que se moviese sería expulsado, se dedicó a lanzar piedrecitas y pedazos de barro al balón. El resultado fue que el atacante lanzo fuera y con esta última ocasión llegó el final del partido, certificando la posibilidad de luchar por las medallas cuando todo parecía perdido.
España conseguiría días después la medalla de plata, lo que supondría un éxito mayúsculo para el fútbol hispano. Pero para la historia quedaría la frase de Belauste a Sabino, naciendo de esta forma un juego lleno de casta y de fuerza, una forma de entender el fútbol: había nacido la FURIA ESPAÑOLA.

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