Viendo la maldad que hay en el mundo, podemos llegar a pensar que no hay esperanza para la raza humana. Así debieron sentirse aquellos que, merced a los denonimados juicios de Nuremberg, se enteraron del horror perpetrados por unos seres sedientos de sangre humana, los cuales realizaron un auténtico genocidio contra unas personas por el hecho de ser judías. A partir de los años 50, la palabra para definir tal horror fue conocida como holocausto, término que proviene de la traducción griega del texto masorético (la versión de los setenta) en la que el término olokaustos
(ὁλόκαυστος: de ὁλον, ‘completamente’, y καυστος, ‘quemado’) se traduce
a una palabra hebrea que se refiere a un sacrificio consumido por el fuego.
Y es los nazis hicieron de todo durante la guerra para acabar con los judíos a los cuales despreciaban, ya que los consideraban una raza inferior. Entre los métodos utilizados para acabar con ellos estuvieron la asfixia por gas venenoso (las tristemente celebres cámaras de gas), los disparos, el ahorcamiento, los trabajos forzados, el hambre, los experimentos pseudocientíficos (llevados a cabo en su mayoría por un miserable llamado Josef Mengele), la tortura y los golpes.
En todos los territorios ocupados por los nazis hubieron campos de concentración donde se perpetraron estos crímenes contra la humanidad durante la guerra, aunque la idea de acabar definitivamente con los judíos se llevaría a cabo durante 1942 en la que sería conocida como la solución final. La idea del maniático Hitler y sus secuaces era literalmente acabar con todos los judíos residentes de la vieja Europa.
Los asesinatos en masa, mediante las cámaras de gas, se convirtieron en algo habitual durante los últimos coletazos del régimen del Tercer Reich, el cual, durante los mencionados juicios de Nuremberg, sería definido no sólo como un régimen totalitario, sino como un régimen genócida, que no sólo asesinó a once millones de judíos según algunas estimaciones, sino que dentro de ese saco destructivo y violento acabó con la vida de polacos, comunistas y otros sectores políticos tanto de la izquierda como de la derecha, homosexuales, gitanos, discapacitados físicos y mentales y prisioneros de guerra.
Muchos momentos hubó de resistencia frente a los nazis como el conocido como Levantamiento del Gueto de Varsovia del año 1943, cuando miles de combatientes judíos mal armados se enfrentaron durante cuatro semanas a los asesinos SS. Como prueba documental del horror nos quedaron los escritos en su diario de Ana Frank.
Sin embargo, tras los 50 y en plenos 60 surgieron personajes (pues no tienen otro calificativo) que se atrevieron a negar el holocausto o llegaron a decir que la brutalidad ejercida por los nazis no había sido para tanto, llegando a contradecir a las evidentes pruebas de lo que resultó un auténtico asesinato en masa.
La Unión Europea (UE) sancionó una ley que entró en vigor a finales del año 2007 penando el negacionismo del Holocausto y de todos los demás crímenes nazis; creando en 2010 la base de datos Infraestructura europea para la investigación del Holocausto, la cual esta destinada a reunir y unificar toda la documentación y archivos que conciernen al genocidio nazi.
Todos los años, a partir de 2005, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) rinde homenaje a las víctimas del holocausto desde 2005, fijando además el 27 de Enero como Día Internacional de la Memoria de las Víctimas del Holocausto y es que ese día del año 1945, el Ejército Rojo liberó a los judíos del campo de concentración de Auschwitz en Polonia.
PD: Los judíos también utilizan la palabra Shoá (Shoah o Sho'ah) para referirse al holocausto. Este término proviene del hebreo שואה y significa "catástrofe".
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