Nos encontramos en la final de la Copa de Europa de 1966. El Real Madrid la va perdiendo, tras un gol en un saque de esquina del Partizan de Belgrado. Es en ese momento clave cuando "Pirri" ve el desmarque de un compañero al que le da un balón en profundidad. Cuando parecía que el defensa yugoslavo iba a llegar al mismo, el jugador madridista no sólo controla el balón, sino que con un quiebro impresionante acaba por irse del oponente, quedandose solo ante el portero al que bate en su salida. El Real Madrid acabaría ganado la Copa gracias a un trallazo del extremo diestro Serena, pero para la memoria quedo aquel fantástico control y ese gol que comenzó todo. El defensa del Partizan había sido víctima del embrujo de un hombre único; ese futbolista de calidad inigualable se llamaba Amancio Amaro.
La cuestión es que Amancio a punto estuvo de no ir al Real Madrid. Su coste era desorbitado para la época, ya que en su club, el Deportivo de la Coruña, había destacado, llevándolo a la Primera División del Fútbol Español. Sólo el empeño de Santiago Bernabéu propició el fichaje.
El dueño del regate |
Amancio, ese jugador de gran calidad, no exenta de gol (fue dos veces máximo goleador del campeonato de liga), entroncó la última época de los Di Stéfano, Puskas, Santamaría y compañia con la nueva hornada de jóvenes tanto canteranos como procedentes de otros equipos. Así Amancio se convirtió en el líder de un equipo en el que los "Pirri", Velázquez, Sanchis, Grosso y demás bravos jugadores llevaban la voz cantante. Con el equipo blanco ganó 9 Ligas, 3 Copas y la mencionada Copa de Europa, pero sus éxitos personales y colectivos no sólo fueron en la entidad blanca.
Anticipación al gol |
Con al Selección Nacional fue campeón de Europa en 1964, aparte de ser Balón de Bronce y ser convocado parte de un partido amistoso en el que era fue componente de la Selección Mundial de la FIFA. Lo que se le resistió fue el Campeonato del Mundo, yendo sólo una vez, en Inglaterra 1966, siendo eliminados en primera ronda.
Amancio fue un superviviente que acabaría retirándose en 1976 (14 años después de su debut en el Real Madrid), a pesar de la dura entrada del violento defensa granadino Fernández, que le dejó fuera de circulación durante un tiempo.
Amancio se retiró, dejando el listón muy alto para los nuevos futbolistas que llegaran. Y es que esos controles increíbles en medio de piernas de defensas o de campos embarrados, regates imposibles y velocidad endiablada hicieron a muchos defensas caer impotentes a suelo y a muchos aficionados (incluidos rivales) levantarse de sus asientos. Sin percatarse, habían caído bajo el influjo de aquel gallego brujo.
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