sábado, 23 de enero de 2016

El mensajero de los Dioses

De entre todos los Diosas que poblaban el Olimpo, quizá uno de los menos tenido en cuenta (o desconocidos) sería el que se encargaba de llevar los mensajes de los Dioses a los mortales. Me refiero a aquel que los griegos conocieron como Hermes (no se tiene muy claro el origen) y los romanos llamaron Mercurio (procedente de la palabra latina merx ‘mercancía’ debido a que para la mitología de Roma era el Dios del Comercio); el heraldo de los Dioses. 


En sus inicios, Hermes (que era hijo de Zeus y Maya, una de las Pléyades, hija del titán Atlas) era originalmente un astuto ladrón, el cual, se ganó el favor de los Dioses hasta el punto de que Zeus lo nombró heraldo suyo y de los demás Dioses. 
Su iconografía es bien clara: su cabeza es cubierta por un casco alado, unas sandalias en sus pies y el caduceo  mencionado habitualmente en los poemas homéricos como la vara mágica con la que cierra y abre los ojos de los mortales en la que se nos muestra una serpiente enroscada. Su culto estuvo muy extendido por toda Grecia, aunque su centro principal de adoración se hallaba en Feneo, Arcadia, donde las fiestas en su honor se llamaban Hermeas (Ἔρμαια; en latín, Hermaea). 


Hermes aparece en varias historias, algunas de ellas relacionadas con el transito de los mortales al Inframundo, pero lo cierto es que gran parte del conocimiento que tenemos del Dios nos lo da el gran Homero. En "la Iliada" se nos cuenta, por ejemplo, que ayudó al rey Príamo de Troya a internarse en el campamento aqueo para hablarcon Aquiles y convencerlo de que le devolviera el cuerpo de su hijo Héctor para darle sepultura. En el Libro V de "la Odisea", por otro lado, se nos cuenta que Hermes es enviado por orden de Zeus a liberar a Odiseo de la isla de Calipso.


Lo que parece evidente que Hermes es un Dios que no sólo actúa como mensajero de los Dioses, sino como aquel que ayuda a los mortales. De Hermes procede la palabra "hermenéutica", que es la cualidad de de interpretar los significados ocultos, ya que un intérprete que cruza las fronteras con extraños era un hermeneus (έρμενευς). Hermes era el nexo de unión entre inmortales y mortales. 

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