De todos es bien sabido que el régimen franquista destacó por el denominado nacionalcatolicismo en el que la religión católica formaba parte de las instituciones del Estado. Sin embargo, una de las claves para que los rebeldes ganaran la guerra civil fueron los regulares musulmanes dirigidos por el propio Franco, que desde Marruecos invadieron la Península Ibérica desde Andalucia. Uno de los hombres que dirigía las guarniciones era Mohammed ben Mizzian.
Ben Mizzian nació en Beni Ensar, Nador, en el actual Marruecos. Era hijo de un caid fiel a la colonización española, llegando a tener gran relación con Alfonso XIII, del cual recibió
la promesa de apadrinar su ingreso en una academia militar
española.
Siendo ya huérfano, cuando contaba unos 16 años, el Rey cumpliría la promesa hecha a su padre y apadrina su ingreso en la Academia de Infantería de Toledo, teniéndose que modificar la ley vigente, la cual no admitía que en una Academia se pudiera acoger a alumnos no cristianos.
Siendo ya huérfano, cuando contaba unos 16 años, el Rey cumpliría la promesa hecha a su padre y apadrina su ingreso en la Academia de Infantería de Toledo, teniéndose que modificar la ley vigente, la cual no admitía que en una Academia se pudiera acoger a alumnos no cristianos.
Una vez graduado, Ben Mizzian participaría en la guerra de Marruecos contra los rebeldes del Rif dirigidos por Abd el-Krim. Allí conocería al entonces Teniente Coronel Francisco Franco, con el que trabaría una gran amistad, que dudaría para siempre, llegando Ben Mizzian a salvarle la vida, tras disparar contra un moro que les apuntaba tanto a Franco como a varios militares más. El futuro dictador nunca olvidaría tal cosa.
Años después de aquello, en 1936, tras una Monarquía fallida y una República decepcionante, comenzaría la guerra civil, tras el intento fallido de golpe de Estado. Franco sabía que los republicanos no eran precisamente del agrado de Ben Mizziam, aunque éste en su inició no se había puesto de un lado o de otro, pero le pidió ayuda a su viejo amigo para dirigir la rebelión en Marruecos. No sólo lo consiguió, sino que acabó por llevar a los indígenas hasta la misma Península donde se aplicaron con una crueldad extrema. Por donde pasaban, asesinaban a diestro y siniestro, violando a las mujeres y matando a los niños a sangre fría. Los musulmanes se aplicaron con una fiereza inmoral.
Tras la guerra, con Franco de dictador, Ben Mizzian recibio todos los honores como héroe de guerra. Franco le nombró Comandante General de Ceuta. En 1953, fue ascendido a Teniente General (el único no cristiano que llegó a tal cargo), diendosele el mando de la Capitanía General de la VIII Región Militar en Galicia. En 1955 fue nombrado Capitán General de Canarias.
Las Islas Canarias serían su último destino en el Ejército Español. Tras obtener Marruecos en 1956 la independencia, el Rey Mohammed V
le pidió a Ben Mizzian que se encargara de la organización del nuevo ejército
marroquí. Allí llegaría a ser Ministro de Defensa y Embajador de Marruecos en España.
Su baja del Ejercito Español la solicitó el mismo, siéndole
concedida el 22 de Marzo de 1957. Con hondo pensar, Francisco Franco veía como se iba uno de sus soldados más fieles. Un hombre que había conocido en el infierno de Marruecos; aquel que le había salvado la vida.
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