Han habido hombres que a lo largo de la historia han sido importantes para la historia de la exploración y el conocimiento del mundo que nos rodea. Grandes exploradores entre los que se encuentra David Livingstone.
Livingstone destacó por descubrir las grandes maravillas de África, ejerciendo tanto de médico, su profesión, como de misionero, compartiendo vivencia con colegas como con los nativos de la zona. A él le debemos el descubrimiento de unas cataratas a las que el mismo pondría el nombre de la Reina Victoria (las famosas cataratas Victoria), el descubrimiento del río Zambeze y avances tanto en el campo de la botánica como el de la zoología. Además, fue un notable defensor de los derechos del hombre y, por lo tanto, un activista contra la esclavitud.
Tras descubrir los lagos de Bangweulu y Moero y el río Lualaba, al que identificó erróneamente como el Nilo, se encaminó hacia las riberas del lago Tanganica donde se le perdió la pista. Todo el mundo se preguntaba ¿Dónde esta el doctor Livingstone?
Es entonces cuando, tras varios años sin saberse nada de él, l periódico New York Herald organizó una expedición de socorro que fue confiada al explorador Henry Stanley. Finalmente en 1871 consiguió encontrar a Livingstone en las orillas del citado lago, en la ciudad de Ujiji. Cuando Stanley vio acercarse al doctor, no pudo más que decir: "El doctor Livingstone, supongo".
Ambos decidieron explorar conjuntamente el norte del lago Tanganica, pero el doctor no quiso volver a Inglaterra. Era un enamorado de África, un continente al que después de tantos años consideraba su auténtica casa. Fue precisamente allí, en su querido continente africano donde moría el gran doctor Livingstone; uno de aquellos tantos hombres a los que la humanidad le debe mucho. Hay que reconocer que Stanley tuvo mucha suerte de encontrarse con un hombre tan extraordinario en el más remoto de los sitios.
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