domingo, 2 de marzo de 2014

Rusia y el cambio pendiente

El año de 1956, ocurrieron una serie de hechos en Hungría, que acabarían por desestabilizar al centro de Europa. Ese año, ocurrieron unas protestas por parte del pueblo en contra de las políticas pro-soviéticas del Gobierno magiar. Hasta tal punto llegó la conocida como revolución húngara, que la URSS intervino con tanques, generándose una masacre.


Han pasado más de cincuenta años. El comunismo cayó en Rusía y, sin embargo, aún perduran las viejas practicas de acoso por parte de un gigante territorial y político que no soporta que sus antiguos asociados como el caso de Ucrania, eligan su propio destino.
La diferencia radica en que el Gobierno ucraniano no va a tolerar ninguna ingerencia por parte de una Rusia, que ha demostrada en infinidad de ocasiones, el como de una forma o de otra quiere volver a la que se denomino la guerra fría.
Pero la actitud despótica de Rusía, no viene del comunismo, sino del mismo Zarismo, que con sus actitudes tiránicas mantenía al pueblo no sólo sumido en la más grande de las pobrezas, sino sin libertad y esperanza de que las cosas cambiasen. El comunismo sólo vino a prender una mecha desgastada con sus ideas revolucionarias, pero igualmente tiránicas y empobrecedoras de la sociedad. 
Hoy por hoy, vemos a una Rusia, que a pesar de los intentos de la perestroika y Yeltsin por revertir una situación que socavaba la libertad de individuo, la cosa no sólo no ha mejora, sino empeorado con adversarios del poder envenados y periodistas muertos.
La situación en Ucrania se torna muy difícil y el pueblo ruso tiene que reaccionar ante una falta de libertades evidente de una Rusia que tiene un cambio pendiente. Un cambio hacía la libertad.

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