Hay personas que a pesar de no coincidir políticamente con ellas, le caen bien a cualquiera porque actúan con sentido común, algo que no se suele aplicar cuando se tiene un cargo publico. El día de ayer fallecía Iñaki Azkuna, Alcalde de Bilbao desde 1999 por una enfermedad como el cáncer, que tan tristemente famosa se esta haciendo estos años.
Azkuna era un hombre sencillo, es verdad, pero consiguió algo muy importante: el hecho de que todos y cada uno de los bilbainos fuesen nacionalistas o no se sintieran representados en si figura. Azkuna, a pesar de llevar bastantes años en política, pertenece a esa generación admirable de personas que se dedican al servicio público, pero que no dependen de éste. Él era medico especializado en cardiología y radiología, desempeñando varios puestos relevantes hasta que decidio irse a la política para servir al ciudadano, a diferencia de otros que lo utilizan para vivir.
Azkuna ya llevaba varios años con dicha enfermedad. Sin embargo, eso no le impidio seguir adelante, más, al contrario, siguio obteniendo la mayoria para gobernar la ciudad de Bilbao. A tanto llego su prestigio que lo eligieron como el mejor Alcalde del Mundo. Eso no es más que un Premio, que podría habérselo llevado otro. Lo importante es el legado que deja, así como el cariño que le brindan todos los ciudadanos de Bilbao. Era nacionalista, es verdad, pero inependientemente de eso, una gran persona. Hasta siempre Iñaki.
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