España se encuentra en una encrucijada territorial desde hace mucho tiempo. La diferencia radica en como se afronte desde los que dirigen el Estado. España no puede aceptar que un Presidente autonómico como el de Catalula hable de una independencia unilateral del resto del país.
No se puede tolerar y se debe actuar contra aquellos que pretendan el desmembramiento de España en base a unas ideas absurdas a nivel histórico, social y político. Desde el Estado se tienen que combatir las mentiras nacionalistas, aquellas que desde la Transición han inculcado el nacionalismo gracias precisamente a una Democracia que ellos desprecian y que si no fuera por ésta, estarían en la clandestinidad o colaborando con el régimen de turno.
Porque si hay algo que no se nos debe olvidar es que muchos de los que ahora hablan mal de España, fueron colaboradores necesarios del franquismo y los mismos que vitoreaban al dictador cuando asistía a un evento en Cataluña. El que hable mal del nacionalismo catalán y de sus mentiras no quiere decir, como alegan esos portadores de la falsedad, que odie a Cataluña. Al contrario. Es tan despreciable un nacionalista catalán como aquel que odia a Cataluña. Son dos formas distintas de anti-españolismo. Yo no puedo tolerar una separación de una región hispana porque todas y cada una de ellas forman parte de nosotros y de nuestro ser español. España como país debe reaccionar ante esos totalitarios, que pretenden destruirla. Y defender al país en el que he nacido no es de fascistas como alegan muchos. España ya existía mucho antes de regímenes que la utilizaron para sus fines oscuros. Y sí nosotros, españoles de nacimiento, no defendemos a nuestro país ¿Quién lo hará?
No hay comentarios:
Publicar un comentario