sábado, 22 de marzo de 2014

Enemigos irreconciliables

Este fin de semana se juega otro clásico más del fútbol español. Se enfrentan Real Madrid Barcelona: dos eternos rivales, que históricamente siempre se han jugado entre ambos los títulos más prestigiosos del balompié. Muchos piques han habido a lo largo de la historia en la que casi siempre los reproches al favorecimiento arbitral han salido a la luz. Pero, ¿De dónde viene el odio entre aficiones?


La historia viene de muy atrás. Concretamente de una semifinal copera de 1916. Esta era una época en la que los campeones de los Campeonatos Regionales iban a la Copa del Rey. Un fútbol puro en la que no existía el profesionalismo. Las semifinales entre azulgranas y blancos comenzaron en Barcelona. El ímpetu inicial del Madrid (todavía no tenía el título de Real) hizo que Santiago Bernabéu anotara el primer gol, aunque el Barcelona remonto con goles de Alcántara y Martínez, poniendo el 2-1 con el que acabaría el partido.

El Barcelona

El siguiente se jugaría seis días después en Madrid. El equipo azulgrana se adelanto gracias a un contragolpe culminando por Martínez. Sin embargo, el Madrid aprendió de sus errores y metió cuatro goles, tres de ellos obras de Bernabéu y el otro de Juan Petit.
En aquella época los partidos se decidian por victorias de equipos y no por cantidad de goles por lo que se jugo un partido de desempate. El partido estuvo lleno de alternativas con una prorroga que dio para mucho. El equipo blanco se adelante con dos goles de Belaunde y Bernabéu contrarrestados por dos tantos azulgranas obra de Alcántara. Belaunde volvió a anotar el tercero, pero Bau y Mallorquí dieron la vuelta. Cuando el partido parecía que se iba a poner del lado azulgrana, apareció la calidad de Rene Petit que con su juego vertiginoso, le dio el pase de la muerte a Belaunde que anotó el empate a cuatro, lo que hacía que el partido se encaminase a la prorroga.

Santiago Bernabéu

Bernabéu anoto el quinto, pero Alcántara y Martínez le dieron la vuelta. Otra vez, las cosas parecían decantarse para el lado azulgrana, cuyos jugadores echaban el balón fuera para perder tiempo. Pero, al igual que antes, Petit se pudo el mundo por montera, yendose de todos los rivales que le salían al paso hasta que fue derribado en el área. Penalty. Bernabéu lo anotaba, poniendo un grandioso empate a seis, acabando así el partido, haciéndose necesario otro desempate.

Paulino Alcántara

Se jugaría dos días después. El Madrid remonto hasta dos veces la ventaja azulgrana, llegando a ponerse hasta 3-2. El Barcelona entonces inicio un ataque frenético. Cuando el empate parecía inminente, un balón largo hacía Sotero Aranguren, acabo en gol de éste. Las protestas azulgranas fueron tremendas ya que entendían que el jugador blanco estaba en fuera de juego. El caso es que los azulgranas salieron del campo a falta de siete minutos para el final, ocasionandose multitud de acusasiones posteriores sobre el Madrid y un arbitro de gran experiencia como José Angel Berraondo, que en su juventud había sido defensa blanco. 

Lance de la final entre Madrid y Bilbao

La cosa no acabo ahí, ya que la final disputada en Barcelona contra el Athletic de Bilbao fue todo un tormento para el Madrid con continuas pitadas hacía sus jugadores. Perdieron 4-0. Al año siguiente, gracias a una carta de Eduardo Teus, portero blanco, se contuvieron los ánimos de la hinchada catalana y, de hecho, ganaron la Copa al Arenas de Getxo. Pero todo había empezado. Desde ese año de 1916, los encuentros entre Madrid y Barcelona no volverían a ser lo mismo. Había nacido una rivalidad histórica.

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