viernes, 5 de julio de 2013

Las revoluciones traen dictaduras, no democracias

La revoluciones nunca traen algo bueno. La historia de la revolución francesa tenía que hacer reflexionar a algunos, pero ni por esas. El hecho de que en Egipto el ejercito local se haya sublevado (porque no tiene otro nombre) haciendo caso de la supuesta petición del pueblo de que se fuera su Presidente me parece injustificable. Yo no seré el que alabe los islamismos pues cuando mezclas religión con política se puede pervertir un sistema, pero, aún menos defenderé, a aquellos que mediante la fuerza derrocan a un Presidente que, no lo olvidemos, ha sido elegido de forma democrática (es lo que querían, se supone) y con la presencia de observadores internacionales. 

 
Pero como ya he dicho las revoluciones no traen nada bueno. Cuando la gente no ha vivido en un ambiente de libertad, se acostumbran a ello y, por lo tanto, no aceptan otra ideología o partido que no sea el suyo. Así de claro. La Democracia no consiste en que como creo que este lo hace mal y encima no lo vote, pedir la dimisión o, si no lo hace, derrocarlo. Eso es propio de sistemas tiránicos como el que ellos tenían hace no tanto.


Una Democracia se basa en la participación de las gentes, respetando la ley que podrá ser modificada en función de las exigencias del país, pero que tiene que ser respetada. No es buena noticia, que el ejercito tome las calles y detenga a un Presidente. En España, sin ir más lejos, tardamos mucho en llegar a una cierta estabilidad. La amenaza de un golpe de Estado siempre estuvo ahí. De hecho hubo varios intentos (el 23-F es el más conocido). Pero con una diferencia con respecto de Egipto y algún que otro país. Que todos supimos ceder por el bien del país. Eso no quiere decir que se pueda olvidar las barbaridades que se pudieran hacer en épocas pasadas. Pero el país es lo más importante y el perdón fue el mayor éxito de nuestra transición política y social. Un ejemplo para muchos países, en especial para Egipto cuyos ciudadanos deberían reflexionar de la situación y evitar en todo momento la intervención del ejército. Las Fuerzas Armadas de un país están para proteger a sus ciudadanos, no para derrocar a un Presidente que encima ha salido de las urnas.

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