Ese día 7 de Octubre de 1571 fue histórico. Los turcos por aquella época habían iniciado una expansión muy peligrosa por el Mediterráneo. Era necesaria una reacción de las fuerzas cristianas. Por eso Venecia le pide socorro a los países defensores de la Fe católica. Sólo el Papa Pio V les responde. El Papa consigue convencer a Felipe II, Rey de España, para que formar una armada para enfrentarse al enemigo turco.
Dicha armada se reune en el puerto de Suda, en la isla de Candia, en Creta. Está compuesta por:
- Venecia, que aporta 136 galeras, 11 galeazas y 14 naves, al mando de Jerónimo Zanne, Antonio de Canale y Jacobo Celsi.
- Las fuerzas pontificias, constituida de 12 galeras al mando de Marco Antonio Colonna.
- España, la cual aporta 50 galeras mandadas por Juan Andrea Doria, el cual era sobrino del fallecido Andrea Doria, importante marino genoves, que debía ponerse a las órdenes de Colonna.
La lucha estará compuesta por la Liga Santa, la armada creada para defender el Cristianismo en el Mediterráneo. Sus fuerzas serán:
- El Imperio Español.
- La República de Venecia.
- Los Estados Pontificios.
- La República de Genova.
- La Orden de Malta.
- El Gran Ducado de la Toscana.
- El Ducado de Saboya.
La combinación de esas potencias se enfrentaría al Imperio Otomano. Los comandantes cristianos serían Juan de Austria (hermanastro de Felipe II), Álvaro de Bazán, Alejandro Farnesio, Luis de Requesens, Sebastiano Venier, Agostino Barbarigo, Marcantonio Colonna y Juan Andrea Doria. Por parte Otomana, estarían en frente Alí Bajá, Mehmed Siroco y Uluj Alí.
Don Juan de Austria |
La batalla tendría lugar tras la reunión de las escuadras componentes de la Liga Santa y cuando los turcos ya habían saqueado varías zonas costeras. La batalla era una causa religiosa, pero también política. El hecho de evitar a toda costa la expansión otomana en el Mediterráneo era la finalidad esencial para salvar el mundo occidental y, en especial, la Fe Católica de las garras del islamismo. Por eso desde las fuerzas cristianas se procuraba ante todo preservar el espíritu religioso de la contienda. Era la batalla por la que el mundo podía cambiar en función del resultado.
Pio V |
A las 7 de la mañana los dos enemigos se divisan. Es de destacar la fiereza del combate. El viento sería un factor importante para el desarrollo de la contienda. El fuego de artillería empleada por los cristianos, hace tomar nuevo rumbo a los turcos, pasando entre las galeras adversarias. La galera de Barbarigo es apresada y las demás corren a socorrerla. El propio Barbarigo muere, tras un flechazo en el ojo.
En el centro, la capitana de Alí (la Sultana) embiste, proa con proa, a la de Juan de Austria,
dejando unidas a las dos embarcaciones.
Reciben todo el fuego de artillería posible, produciéndose muchas bajas en la nave, las cuales reciben respuesta con el auxilio de otras embarcaciones. La nave turca queda apresada y los cristianos de apoderan de su estandarte. El propio Ali Baja moriría de varios disparos de un arcabuz. Posteriormente le cortaron la cabeza de Alí. A Juan de Austria se la ofrecieron, pero éste con un gesto de profundo asco la despreció y les dijo a sus soldados que la tiraran al mar.
Por el ala izquierda turca, Uluch Alí observa que hay un hueco en el centro y procura que Andrea Doria le siga para, de esta forma, aumentar la brecha y poder atacar. Viendo que la brecha abierta es grande se decide a atacar, pero la reacción cristiana es inmediata, deteniendo el empuje turco, a pesar de recibir múltiples daños.
Viendo que es imposible contener el empuje cristiano, Uluch Alí se retira en medio de escaramuzas que lo único que hacen es alargar una batalla que habían perdido. Los cristianos habían ganado una batalla histórica. Al día siguiente se encargarían de socorrer a los naufragos que habían quedado de tan inenarrable contienda.
Los resultados de la batalla para las dos partes son las siguientes:
Armada Otomana
- 25.000 bajas.
- 500 prisioneros.
Armada Cristiana
- 8000 bajas.
- Perdieron 15 galeras, aunque muchas de las que quedaron en pie con graves averías.
- 12.000 galeotes musulmanes recobraron la libertad.
Esta batalla supuso un antes y un después dentro de la historia universal. Mediante esta contienda, se contuvo la expansión musulmana por el Mediterráneo. La Batalla de Lepanto fue la lucha entre dos facciones diferentes por hacerse con el control del mundo y de la historia. Las batallas llenas de fiereza, encumbraron a todas las Fuerzas que componían la Liga Santa, en especial al Imperio Español, el cual demostró que tanto por tierra como por mar sabía hacer frente al enemigo, contando, eso sí, con grandes comandantes (junto con sus soldados y fieros en la batalla) como era don Juan de Austria, personificación del típico caballero español.
Alegoria de Lepanto: Felipe II ofrece a su hijo |
Esta batalla supuso un hito en la historia. De esta forma lo definiría uno de los grandes literatos de la historia, el cual combatió en Lepanto, don Miguel de Cervantes, que perdió la movilidad de un brazo en dicha batalla: "la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros". Una batalla que cambio el mundo. Una batalla para la historia.
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