No era la primera vez que don Benito Pérez Galdós iba a Tenerife. De hecho estudió el Bachiller en el Instituto de Canarias, el cual se encontraba (y se encuentra) en San Cristóbal de la Laguna (para saber más... ). Pero esta vez, su llegada a Tenerife era para hacer escala e ir a la Península con la intención de matricularse en la carrera de derecho en Madrid.
De su paso por la capital de Tenerife nos queda un relato que denominó "Nueve horas en Santa Cruz de Tenerife", que esta contenido en otro aún mayor, cuyo nombre es "Viaje de Impresiones". En su paso por Santa Cruz, entonces única capital del Archipiélago Canario, nos relata el puerto donde pasaban infinidad de barcos al día, así como nos habla de la celebre farola del mar. Galdós nos relata con todo lujo de detalles su paso por la calle de la marina y la alameda. La ciudad era eminentemente portuaria y es lógico que Galdós diera una gran importancia al ambiente marino que se vivía en una ciudad que desde que pasó Galdós (sobre 1862) ha cambiado a pasos agigantados.
El nombre de Galdós ya empezaba a ser conocido por sus colaboraciones en la prensa local, así como la publicación de ensayos y cuentos. Hasta nueve horas estuvo en Santa Cruz de Tenerife. Y no había sido facil llegar. El movimiento del barco era insufrible y don Benito no estaba acostumbrado al bamboleo constante del barco.
Cuando Don Benito llegó a Madrid se rodeó de un ambiente distinto al de su querida tierra. No es que le desagradara, ni mucho menos, pero como canario que era, no podía dejar de recordar a la hermosa tierra que había dejado atrás, sus costumbres, su gente y, en definitiva, su patrimonio cultural. Esas nueve horas en Santa Cruz fueron las últimas que pasó en las Islas Canarias durante su viaje a la Península y la nostalgía le envolvió en todo su trayecto posterior. Y es que un canario, siempre que esta fuera, nunca dejara de decirse: "¡Qué mejor que vivir en Canarias!"
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