Ahora nos parece mentira, pero hasta hace relativamente poco existía una separación efectiva entre personas blancas y negras, habiendo sitios exclusivamente para unos y otros. Así había baños para negros y blancos, bares para negros y blancos y un largo etcétera. Lo lamentable es que muchos negros aceptaban esa condición que algunos miserables les habían impuesto como si fueran una raza inferior. Esto no sólo paso en países como en Sudafrica (el tristemente famoso apartheid), sino en una potencia tan poderosa como los Estados Unidos, histórico símbolo de igualdad, Democracia y acogida de la inmigración, pero que no consideraba a las personas negras como iguales a las personas blancas.
Sin embargo, en los 50 ya empezaron a existir asociaciones de defensa de los derechos y libertades de los negros, que básicamente se basaban en una forma de resistencia no pacifica en el que personas negras entraban o se sentaban en un establecimiento para blancos, corriendo el riesgo de que fueran insultados, golpeados o encarcelados por "alterar el orden público".
Un caso paradigmático lo tuvimos cuando una simple costurera, cuyo nombre real era Rosa Louise McCauley, siendo el de casada Rosa Parks, se sentó en un asiento en la parte de delante de una guagua en Montgomery porque estaba cansada. Una persona negra legalmente podía sentarse delante, siempre y cuando tal asiento no se lo requiriera una persona blanca, por lo que tenía que sentarse en la parte de detrás. Fue entonces cuando un hombre blanco le instó a que le cediera el asiento a lo que ella contesto: "No".
Ni el requerimiento del chofer hizo que se levantara por lo que fue detenida por con la acusación de "alterar el orden público". Este caso tuvo gran resonancia y aún hoy se recuerda por el gran valor simbólico que tuvo, aunque cabe destacar que el caso de Rosa Parks no fue el único.
La diferencia radicó en que por tal noticia se interesó un pastor bautista desconocido en aquel momento llamado Martin Luther King, que condujo la protesta a los autobuses públicos de Montgomery, que convocó a la población afroamericana a organizarse
para transportarse por sus propios medios y no tomar el transporte público. La consecuencia es que las guaguas terminaron por recibir pocos o ningún
pasajero, comenzando a producir un déficit tremendo, ya que gran parte de los usuarios eran de color negro.
La
autoridad del transporte público tomó una decisión radical e histórica: acabar con la práctica de segregación racial en los guaguas. Este suceso iniciaría más protestas contra otras prácticas de segregación en todo el país.Y todo comenzó cuando una simple costurera nacida en Alabama dijo: "No".
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