Ahora nos parece mentira, pero hasta hace algún tiempo, Francia a nivel futbolistico era un país del montón. Hasta los años 80, su Selección Nacional sólo había tenido como gran éxito un meritorio tercer puesto en el Mundial de 1958 en el que una Brasil hacía el título la había eliminado. Sería en los 80 cuando un hombre acabó con esa racha. Su nombre Michel François Platini.
Platini fue uno de los futbolistas más completos de su época y aunque su posición en teoría era rematar la jugada, podía desde anotar goles, asistir, lanzar faltas y siempre con una calidad extrema. Platini comenzó en el Nancy y Saint-Étienne, pero su auténtico salto (a nivel internacional, claro) lo daría en la Juventus de Turin.
Allí no sólo ganaría la Liga y Copas italianas, sino conseguiría títulos europeos como la Recopa y la ansiada Copa de Europa en lo que fueron dos años seguidos para una Juventus que había acabado con la tiranía inglesa en las competiciones continentales. En tres años consecutivos, Michel Platini consiguió la friolera de tres Balones de Oro consecutivos (1983, 1984 y 1985), poniendo de relieve que Europa se ponía ante sus pies. Sin embargo, antes de conseguir su segundo Balón de Oro y la Recopa con la Juventus, Platini sentía que le debía algo a su país... y eso era ganar la Eurocopa que se celebraría en la propia Francia.
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Tras derrotar en la liguilla a tres equipazos (Dinamarca, Bélgica y Yugoslavia), Francia se vería las caras con Portugal. El partido se acabó con empate a uno, por lo que era necesaria una prorroga. Se adelantaron los lusos, aunque los galos empataron a 6 minutos del final. Sería en el último minuto cuando Platini le daría el pase final a una Francia que respiraba después del sufrimiento.
En la final se encontraron con España. Los hispanos tuvieron varias ocasiones clarisimas hasta que, en la segunda parte, el arbitro pitó una falta cerca del área. El lanzador sería Platini, que disparo un balón flojisimo a las manos de Arconada... que se le acabó escapando al portero español que no llegó a tiempo de sacar el balón. Una cantada en toda regla. En una contra llegaría el segundo gol francés, que les daba su primer título.
Después de eso, llegarían más Balones de Oro y la ansiada Copa de Europa para un Platini, que, sí bien ganó títulos importantes, ninguno como aquella Eurocopa que puso a Francia en lo más alto del orbe continental.
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