Algo ha tenido que pasar (o esta pasando) para que desde parte de la izquierda y toda la extrema izquierda se critique furibundamente a un hombre que durante 20 años fue el referente del socialismo en España. La rabia hacía González comenzó a crecer cuando asesoro a la oposición venezolana, algo que evidentemente no gusto a determinados grupos, los cuales se atreven a darnos lecciones de Democracia cuando pactan con terrroristas o asesoran a Gobiernos dictatoriales.
Curioso que Felipe siga teniendo ese poder de convocatoria y dialéctica, que le falta a gran parte del socialismo español. Y es verdaderamente lamentable que, Felipe, al igual que muchos otros ya fuera de listas dentro del PSOE, sea duramente críticado, incluso recibiendo ese insulto tan manido (que las personas de derechas tenemos que soportar); el insulto en cuestión para quien no lo sepa es fascista. Claro que viniendo esos insultos de gente que amenaza o vilipendia a los que no son de su ideología y que apoyan a regímenes nada democráticos no me extraña. Hay personas que vomitan en lugar de hablar... y así nos va en este país al que algunos pretenden cargarse.
Felipe nunca ha sido santo de mi devoción no sólo por ser ideologicamente distinto a mi, sino por determinados actos por los que debería haber acabado en la cárcel (Caso GAL), sin embargo, al final se ha demostrado que en España hacen falta más Felipes y menos Zapateros. No nos engañemos; la tensión que ha habido en España es producto de dos legislaturas nefastas en las que un miserable que se atreve a hablar de Democracia en Venezuela rompió el pacto de la Transición en mil pedazos, permitiendo que saliera una horda violenta liderada por un partido antisistema, cuyos dirigentes estuvieron organizando los métodos represivos en Venezuela. Esta muy bien que Felipe y otros recuerden lo que han hecho esos personajes, los cuales han formado parte de un Gobierno tiránico.
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