lunes, 14 de diciembre de 2015

La horrible guillotina

Este instrumento de muerte pasó por ser el ejemplo de lo que fue una revolución francesa en la que se empezó ejecutando a nobles y al mismísimo Rey y se acabo por ajusticiar a todo aquel sospechoso de ir en contra de la revolución. Sin embargo, dicho artilugio era mucho más antiguo. 


Las decapitaciones mediante hacha o espada ya eran habituales en épocas precedentes, pero la "técnica" avanzó con la creación de un artilugio capaz de cortar cabezas mediante una fina hoja punzante, que hacía que las ejecuciones multitudinarias tuvieran lugar en poco tiempo y que no se dependiera tanto de la "pericia" del ejecutor. No se tiene constancia de quien invento tal instrumento, pero se tiene constancia de que en zonas tan dispares como Inglaterra o en Bohemia se habían utilizado. 
Sería con la mencionada revolución francesa donde tendrían su reconocido protagonismo cuando el cirujano galo Joseph Ignace Guillotin, Diputado en la Asamblea Nacional, la recomendó para su uso en las ejecuciones en sustitución de los métodos tradicionales, ya que éste consideraba que su uso era menos doloroso y traumático para el reo, aunque la realidad es que pensaba que la visión de la ejecución sería tan terrible que esto llevaría a la prohibición de la cadena perpetua en Francia. 

Joseph Ignace Guillotin

Lo cierto es que no sólo no fue así, sino que se utilizó como medio político para asesinar tanto a adversarios reconocidos de la revolución, así como a supuestos sospechosos de ir contra la misma, generándose todo un horror de violencia y muerte, que fue provocada por el "incorruptible" Robespierre, cuya sed de sangre siempre fue insuficiente, aunque por lo menos tuvo el "honor" de ser uno de los ajusticiados, tras ser traicionado. 


Al artilugio de la muerte se le daría el nombre de guillotina derivado del mencionado Guillotin, aunque erróneamente se dijo que ésto había sido porque fue su inventor, algo que como ya les dije no fue así. También se dijo que el tal Guillotin fue anecdoticamente ajusticiado por el propio instrumento, pero lo cierto es que no es más que una leyenda urbana, ya que el cirujano murió de carbunco en un hombro cuando contaba con 75 años.

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