martes, 1 de abril de 2014

Y, sin embargo, se mueve

A lo largo del Siglo XX, la Iglesia Católica ha pedido perdón por diversos errores cometidos po la curia en épocas preteritas. Uno de esos errores le costó la salud a uno de los científicos más prestigiosos e importantes de la historia. Ese hombre, grande entre los de aquellos años en los que se buscaban respuestas no sólo en la Fe, abrazó con entusiamo las ideas de otro grnde de la ciencia como era Nicolás Copernico. Les estoy hablando de Galileo Galilei.


Ese hombre se sublevó ante la jerarquía católica imperante, que no admitia la idea de que se dijera que la tierra giraba alrededor del sol. Las pruebas de Galileo sobre el movimiento de los sistemas planetarios comprobada gracias al telescopio, invento suyo, removió los cimientos de una sociedad anclada en viejas ideas.
Galileo fue denunciado ante el Santo Oficio, encarcelado y torturado para que rechazara sus propias teorías. Sí bien muchos apoyaban al científico, entre ellos el propio Papa, el poder inquisitorial y de sus detractores fue muy fuerte. 

Juicio de Galileo

Han pasado más de cuatrocientos años desde aquello. Todos los que participaron del juicio a Galileo han muerto y casi nadie se acuerda de ellos. No asi del genio Galileo, cuyas ideas se demostraron y triunfaron. Dicen que tras renunciar bajo coacciones a sus teorias, siendo soltado, Galileo dijo: "y, sin embargo, se mueve". Y es verdad. Galileo tenía razón.

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