lunes, 21 de abril de 2014

El loco idealista

En un lugar de la Mancha comenzaría una de las historias más llamativas y rocambolescas de la literatura universal. En ese lugar de la Mancha, al gran don Miguel de Cervantes (sobran las presentaciones) se le ocurrió que un hidalgo podría ponérsele en mente la más increíble de las locuras: ser caballero andante.


Don Quijote es uno de los personajes más importantes de la literatura universal porque representa los nobles ideales que ya en época de don Miguel se estaban perdiendo como el honor y la defensa de la libertad. Unos ideales que le llevo a enfrentarse a molinos de viento, a ser burlado, vilipendiado y a llevarse más de un leñazo por defender lo que él creía lo correcto. Junto a él su escudero Sancho, prototipo de hombre sencillo, que no ve más allá de lo que tiene delante y que concibe su vida en función del refranero popular al que más de una vez hace referencia ante el enfado de su señor.


Ese Quijote era algo más que un enfermo, admirador de los libros de caballería. Ese hidalgo se enfrento a una sociedad acabada que devuelve bien por mal y que sólo le devuelve dolor en forma de golpes y burlas. Don Quijote, tengo que reconocerlo, es mi personaje de ficción preferido porque representa el tesón, el esfuerzo, aunque éste consista en enfrentarse a unos molinos de viento. Un Quijote cuyo padre ya sufrió los reveses de la vida: familia pobre, perdida de la movilidad de una mano, preso en Argel, dos veces en la cárcel, etc. Precisamente sería en la cárcel donde empezaría a escribir la historia más grande jamas escrita.


Al final, Don Quijote muere. Y la tristeza no radica en su muerte física, sino en ver como ha perdido fe en el mundo y en sí mismo. El como ve que todo ha sido una gran mentira. Que todo aquello fue una gran locura. Sancho absorto quería volver a vivir aventuras con su señor. Un señor que exhalaba el último aliento. Sin embargo, el caballero de la triste figura nos demostró que, a veces es mejor defender ideales tan nobles como la libertad, el honor o la valentía, aunque ésto represente una autentica locura para los que estan a nuestro alrededor. A veces pienso que a España le hubiera ido mejor si hubiera actuado como aquel Quijote salido de la única mano de un hombre extraordinario, que nos demostró que otro mundo era posible. Una sola mano bastó a Cervantes para construir la catedral de la literatura universal.

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