Este es uno de los himnos eucarísticos más reconocidos de la historia de la Iglesia. En el se pone de relieve el concepto de la Transubstanciación, en la que, el pan y el vino, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Compuesto por el Santo y filosofo Tomás de Aquino, con la intención de que fuera cantada para la festividad del Corpus Christi en medio de la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo. La cuestión es que dicho himno también es cantado durante el Jueves Santo, en la procesión desde el altar hasta el monumento donde la reserva queda custodiada hasta el día siguiente (Viernes Santo).
El himno alcanzo cierto relevancia para las nuevas generaciones cuando el por ese momento desconocido grupo "Mocedades" hizo una versión del mismo que no gusto nada a la Iglesia Católica y de hecho llego a padecer una cierta censura aquellos años.
A continuación les pongo el himno en latín, idioma oficial de la Iglesia Católica, y español:
Latin
Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystérium
Sanguinísque pretiósi,
Quem in mundi prétium
Fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.
Nobis datus, nobis natus
Ex intácta Vírgine,
Et in mundo conversátus,
Sparso verbi sémine,
Sui moras incolátus
Miro clausit órdine.
In supremæ nocte coenæ
Recumbens cum frátribus,
Observata lege plene
Cibis in legálibus,
Cibum turbæ duodenæ
Se dat súis mánibus.
Verbum caro, panem verum
Verbo carnem éfficit,
Fitque Sanguis Christi merum,
Et, si sensus déficit,
Ad firmandum cor sincerum
Sola fides súfficit.
Tantum ergo Sacraméntum,
Venerémur cérnui:
Et antíquum documentum
Novo cedat rítui;
Præstet fides suppleméntum
Sénsuum deféctui.
Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio;
Salus, honor, virtus quoque,
Sit et benedíctio;
Procedénti ab utróque
Compar sit laudátio.
Amen.
Español
Canta, oh lengua,
el misterio del cuerpo glorioso
y de la Sangre preciosa
que el Rey de las naciones
Fruto de un vientre generoso
derramó en rescate del mundo.
Nos fue dado,
nos nació de una Virgen sin mancha;
y después de pasar su vida en el mundo,
una vez propagada la semilla de su palabra,
Terminó el tiempo de su destierro
Dando una admirable disposición.
En la noche de la Última Cena,
Sentado a la mesa con sus hermanos,
Después de observar plenamente
La ley sobre la comida legal,
se da con sus propias manos
Como alimento para los doce.
El Verbo encarnado, pan verdadero,
lo convierte con su palabra en su carne,
y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo.
Y aunque fallan los sentidos,
Solo la fe es suficiente
para fortalecer el corazón en la verdad.
Veneremos, pues,
Postrados tan grande Sacramento;
y la antigua imagen ceda el lugar
al nuevo rito;
la fe reemplace
La incapacidad de los sentidos.
Al Padre y al Hijo
sean dadas alabanza y gloria,
Fortaleza, honor,
poder y bendición;
una gloria igual sea dada a
aquel que de uno y de otro procede.
Amén.
Por último, les dejo las versiones del himno en canto gregoriano y por Mocedades.
Gregoriano
Mocedades
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