Muchas muestras de defensa de la
igualdad hemos visto en este día de la mujer; instituciones, partidos políticos
y asociaciones de toda índole han salido a la luz denunciando lo mucho que
queda por hacer para alcanzar la verdadera igualdad entre hombres y mujeres.
Bien me parece todo eso, pero aún más me lo parecería si todos y cada uno de
los días, aquellas personas que se
rasgan las vestiduras un 8 de Marzo por la falta de igualdad, lo hagan el resto
de los días.
Desgraciadamente, determinadas
personas que se dedican a esto de la política, creen que la igualdad se
consigue utilizando mal el castellano (ya saben: “amigos y amigas”, “compañeros y compañeras”,
…) o cambiando los semáforos, poniendo a un hombre y una mujer (de una forma
bastante sexista, puesto que para ellos una mujer debe tener el pelo largo y
falda) con la famosa paridad que no es más que una forma degradante de decir de
forma indirecta que la mujer tiene que estar en una empresa por el simple hecho
de ser mujer y no por sus aptitudes (lo mismo diría de un hombre).
La igualdad se consigue con el
respeto, con el trato igualitario, con una justicia que defienda a las
maltratadas y no a los agresores (lo mismo en el caso del hombre), con el
sueldo justo, con una conciliación laboral que beneficie tanto a hombres como
mujeres y la igualdad de oportunidades a la hora de conseguir un puesto de
trabajo. Lo del idioma o la famosa paridad (por poner unos ejemplos) no es más
que paja que algunos políticos (generalmente de la izquierda, aunque de todo
hay en la viña del señor) han utilizando para obtener votos de las asociaciones
feministas, respetables la mayoría de ellas, pero que se quedan en las tonterías
del político de turno y no buscan la igualdad plena, la que garantice que cuando alguien este con un
hombre o una mujer, no está hablando con una alguien de un género determinado, sino con una persona con deberes y derechos,
la cual es tan digna de respeto como nosotros. De esta forma no haría falta
ningún día de la mujer.
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