Con el estallido de la guerra de
la independencia, el pintor Francisco de Goya (grande entre los grandes)
realizó una serie de grabados sobre el conflicto bélico a los que se las ha
puesto el nombre de horrores de la guerra, un título que se queda corto,
teniendo en cuenta que dichas obras eran cadáveres o cuerpos literalmente mutilados,
víctimas de un conflicto al que podríamos considerar la primera guerra civil de
la historia de España (puesto que en el bando francés también hubo muchos
españoles a los que se llamo “afrancesados”). Más de 100 años después, otro
hombre utilizó la fotografía, un arte inexistente en la época de Goya para
mostraros los horrores de la guerra. Realizó muchas fotografías, pero sería con
el estallido de la guerra civil española cuando nos mostraría la guerra en toda
su crudeza. Era de origen húngaro y su nombre real era Endre Ernő Friedmann, pero
todos lo conocemos como Robert Capa.
Fotografías de toda índole, desde
bombardeos a trincheras, pasando por tiroteos (inolvidable la fotografía del
miliciano abatido, a veces puesta en cuestión por la instantánea “demasiado”
buena y precisa) hizo este hombre único que nos mostró en imágenes una parte
muy negra de la historia de España, aquella en el que el odio se llevó por
delante a miles de personas. Podemos decir que gracias a Capa, así como
corresponsables y fotógrafos, podemos saber, en cierta medida, lo que significó
nuestra guerra en zonas como el Madrid asediado.
Muerte de un miliciano |
Ya después de la guerra civil, también
realizó muchas fotografías de incalculable valor histórico, relacionadas sobre
todo con la Segunda Guerra Mundial, viendo una vez más que el odio, recogido
por su cámara, traspasaba fronteras hasta el punto de mostrarnos lo peor del
ser humano, así como la desesperación a la que llegaban los civiles,
normalmente los desheredados de la tierra.
Un día para la historia |
La ironía (triste ironía) es que
el final de su vida llego cuando, acompañando al ejercito japonés, piso una
mina que se lo llevó por delante, perdiendo primero una pierna para
posteriormente no poder hacer nada por salvarlo. Incluso él, fotógrafo de toda
la vida, un hombre hecho a si mismo, sufrió en carne propia los horrores de la
guerra.
Hace unos años tuve la
oportunidad de ver una exposición de fotos de Capa sobre la guerra civil y me
quede literalmente sobrecogido. No sólo eran fotos de combates, sino de gente
que lo pasaba extremadamente mal. En saber captar la desesperación de las
personas tuvo que ver el fotógrafo, que nos mostró la realidad en toda su
terrible crudeza y es que ya lo decía el mismo Robert Capa:
“Si tus fotos no son lo suficientemente buenas, es que no te has acercado lo suficiente”
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