viernes, 11 de marzo de 2016

Fritz Lang y la cotidianeidad del crimen

Nos encontramos en 1931. Fritz Lang era uno de los grandes directores del cine de Alemania, valorado como uno de los valuartes del denominado expresionismo alemán con películas como "Las Tres Luces" o la monumental "Metrópolis". Lo demostró una vez más con una película en la que un violador (se intuye) y un asesino de niñas (interpretado por un desconocido joven llamado Peter Lorre) era juzgado por un pueblo, que por una parte quería venganza y con el apoyo de unos criminales, que, tras padecer que la policía hiciera controles exhaustivos para atrapar al asesino (lo que hacía que se metieran en sus negocios sucios), propiciaron la captura de ser tan deleznable. Llena de un gran contenido moral, es una de las últimas del expresionismo, aparte de ser la penúltima de Lang antes de marcharse a los Estados Unidos (una lección de cine espectacular en un final apoteósico con un Peter Lorre gritando "¿Quiénes sois vosotros para juzgarme a mi?"). 


Ese mismo año, en Alemania era condenado a muerte y ajusticiado un criminal (este de verdad). Ese era Peter Kurten, un asesino en serie extremadamente peligroso, el cual cometía crímenes tan horrendos que fue conocido por la prensa de la época como el vampiro de Düsseldorf, ya que sus tropelías fueron cometidas en tal ciudad y se llegó a decir que bebía la sangre de sus victimas como si de un vampiro se tratara. 
La relación con la obra de Lang va más allá del país y es que en los países hispanos se asoció la película con el famoso "vampiro". La película tenía el título de "M", ya que ésta era la letra utilizada como señal (con tiza) puesta previamente con la mano en el abrigo del asesino para poder saber quién era y darle caza con la primera letra de la palabra asesino (Mörder es asesino en alemán). Sin embargo, en los países como España se conoció a la película como "M, el Vampiro de Düsseldorf" y en Méjico, "El Vampiro Sangriento" (en Argentina llamativamente se conoció como "M, el Maldito"). 


Lo cierto es que no esta basada en Peter Kurten... o al menos no concretamente en él. Durante aquellos años, en todo el país tuvieron lugar literalmente una ola de secuestros y asesinatos que trajeron el terror a un país al que llegaría otro terror aún mayor (lo que ya es decir), el de los nazis. El propio Fritz Lang contaba las barbaridades que cometían tipos infames, autenticas atrocidades que nos haría llevarnos las manos a la cabeza, algo en cierta medida "normal" en aquella época. Es verdad que Lang, al parecer, asistió al juicio de Kurten, pero su personaje (el interpretado por Lorre) se llama Hans Beckert, el cual se identifica con un silbido, captado siempre que va a atacar, y cuyos crímenes tenían lugar en una ciudad indeterminada (no se nos dice). Al propio Lang le llamó siempre la atención el que en algunos países se asociara a "M" con el famoso vampiro, siendo el caso que él y su esposa (la guionista Thea von Harbou) se basaron en varios crímenes en serie para forjar a "su" criminal que no era otra cosa que un pedófilo y asesino de niñas.


Independientemente de esta anécdota sobre su título (o no título), "M" destaca por ser una de las grandes obras de su director (siendo, por otra parte, su primera película sonora), la cual rechaza la venganza, poniendo por encima el cumplimiento de la Ley (aunque el acusado sea un ser indecente) en contraposición al "ojo por ojo", destacando por ser una obra complementaria (si puede utilizarse tal término) de la que sería la primera obra de Fritz Lang en los Estados Unidos, tras escapar del nazismo, "Furia".
PD: Cabe destacar que Lang siempre aborreció la violencia hasta el punto de intentar evitar sacar cualquier acto deleznable, dañando la sensibilidad del público. Él prefería que el espectador intuyera el propio crimen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario