A lo largo de la historia del cine, han habido actrices magníficas con una expresividad a impresionante, pero muy pocas con una mirada como la de una actriz que vino del cine mudo y supo adaptarse a la perfección al sonoro. Su nombre era Lucille Fay Le Sueur, pero todos la conocemos como Joan Crawford.
Crawford no era una mujer convencional y sus personajes tampoco lo fueron. Sus personajes, muchos de ellos torturados, siempre eran dignos de habladurías por su forma de actuar muy diferente al resto como en "Grand Hotel" o "Bajo la Lluvia", aunque los papeles que le dieron la posibilidad de ganar Premios llegaron después.
Su único Oscar, tras años de vaivenes interpretativos, llegó con "Alma en Suplicio", una madre que busca subir en el escalafón social, algo que le traerá unas consecuencias desagradables. La actuación de Crawford fue magnífica y no sería la única.
Grandes actuaciones de ella las tenemos en dos magníficas películas. La primera fue en la poco convencional cinta del oeste "Johnny Guitar", donde vuelve a sus grandes papeles de mujer dura y casí amargada.
La otra en una obra que casí ha pasado más a la historia por el co-protagonismo con su enemiga literalmente hablando, Bette Davis, que por otra cosa; me refiero a "¿Qué fue de Baby Jane?", gran obra de carácter psicológico.
Esa sería una de sus últimas interpretaciones; la de una de las grandes de la época dorada de Hollywood; una actriz que tenía una fuerza en la mirada. Esa mirada permanecerá siempre gracias a sus magníficas películas.
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