Durante el barroco, hubo dos corrientes literarias, diferentes entre si, pero que dieron lugar a maravillosas obras escritas por grandes literatos. Les hablo del culteranismo y del conceptismo. El primer gran exponente del conceptismo fue Baltasar Gracián, aunque el que quizá recordemos más sea Francisco de Quevedo, que se enfrento de forma abierta contra Luis de Góngora, el máximo representante del culteranismo, aunque su enemistad fue mucho más allá de sus diferencias literarias, llevando el asunto a lo personal y es que Quevedo se burlaba de Góngora en sus poemas por su joroba y su nariz que, según él, "no escondía su origen judío", mientras Góngora lo hacía de Quevedo por su cojera y su afición a la bebida ("Francisco de Quebebo").
A continuación, les muestro una tabla comparativa entre los estilos literarios y un poema muy conocido que ejemplifica cada uno de estas corrientes.
Culteranismo
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Conceptismo
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Importancia de la
forma
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Elaboración compleja de significados
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Abuso de metáforas
con gran cantidad de palabras cultas
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Muchas figuras
retóricas de índole semántica
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Hipérbaton: alteran
el orden lógico de las palabras utilizando imágenes complejas
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Juegos de palabras de todo tipo: antítesis, hipérboles,
elipsis, alegorías, etc.
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El objetivo es
llegar a un público selecto y extraordinariamente culto
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El objetivo es sorprender;
dar muestra del ingenio del poeta
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Empleo idealista de
las palabras
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Empleo satírico o burlesco de las palabras
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Toman como base la
temática mitológica
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Toman como base el acervo
popular; los refranes
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Culteranismo (Luis de Góngora)
Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;
Mientras a cada labio, por cogello,
Siguen más ojos que al clavel temprano,
Y mientras triunfa con desdén lozano
Del luciente cristal tu gentil cuello,
Goza cuello, cabello, labio y frente,
Antes que lo que fue en tu edad dorada
Oro, lilio, clavel, cristal luciente,
No sólo en plata o vïola troncada
Se vuelva, más tú y ello juntamente
En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;
Mientras a cada labio, por cogello,
Siguen más ojos que al clavel temprano,
Y mientras triunfa con desdén lozano
Del luciente cristal tu gentil cuello,
Goza cuello, cabello, labio y frente,
Antes que lo que fue en tu edad dorada
Oro, lilio, clavel, cristal luciente,
No sólo en plata o vïola troncada
Se vuelva, más tú y ello juntamente
En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
Conceptismo (Francisco de Quevedo)
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
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