De un país donde la corrupción en la política se ha convertido en sistemica, no podemos esperar que sus ciudadanos, que votan a sus representantes, actúen con la equidad indispensable en una Democracia. Lo triste no es que haya partidos que pongan como cabezas de lista a personajes imputados o mezclados en asuntos poco claros. Lo triste es que haya gente que este dispuesta a votarles. Y no estamos hablando de "gente de partido". Estamos hablando de personajes que se han perpetuado en el poder, obteniendo amplísimas mayorías absolutas ¿Cómo es posible?
La respuesta esta clara, aunque hay muchos votantes que, aún sabiéndola, no les gustaría que se la dijesen a la cara. Las prebendas obtenidas a raíz de votar a determinados personajes es el motivo por el cual algunas poblaciones ven como el cacique de turno actúa a sus anchas. Sí estas conmigo, te daré lo que quieras. Así de claro. Ya no vale hablar de poblaciones envejecidas a las que los truhanes de turno prometían cosas que nunca cumplirian. Ahora son los jóvenes los que perpetuán a los cargos públicos con la promesa de que me dejaras hacer esto sin trabas, pudiendo ser la construcción de una casa en terrenos no aptos para ello (en Canarias se ha dado muchísimo) o la apertura de mi empresa.
La gente habla de los políticos corruptos como si nadie los eligiera. Y los elegimos todos. Y, aunque suene políticamente correcto, por intereses particulares, hemos permitido que en España gobiernen una sarta de caciques sin escrúpulos, que han hecho de la política su modus vivendi, enriqueciéndose a costa de unos votantes aborregados. Y ahora resulta que esos mismos votantes hablan de la posibilidad de votar a un partido que defiende regímenes como el chavista venezolano, donde la corrupción campa a sus anchas y escasean los productos básicos. Eso sería ir de guatemala a guatepeor. Con partidos extremistas no se mejora una Democracia colapsada por las malas actuaciones de votantes y políticos. Con los partidos extremistas se acaba con cualquier resquicio de Democracia.
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