El Imperio Español era donde nunca se ponía el sol, puesto que estaba presente tanto en Europa y África como en el nuevo mundo. Era un Imperio tan grande que era impensable que un solo hombre, el Rey, pudiera gestionarlo todo. Así, tras la muerte de Felipe II y el ascenso al Trono de su hijo Felipe III, un nuevo cargo "no oficial" fue creado para dirigir y mantener dicho Imperio. Nacían las figuras de los Validos. Pero, antes de todo, convendría preguntarse ¿Qué era un Valido?
Un Valido era una persona encargada de administrar el Imperio. En teoría, sólo el Rey (del que tenía toda su confianza) era la única figura que podía estar por encima del Valido. Digo en teoría porque muchos de estos hombres llegaron a alcanzar un poder increíble, hasta el punto de causar verdadero pavor. Con una orden eran capaces de salvar o ahorcar a un hombre. Su poder tuvo lugar con los denominados Austrias menores (el mencionado Felipe III, Felipe IV y Carlos II). Aunque muchas veces se ha asociado su figura a la del Primer Ministro, su poder y sus funciones iban mucho más allá de las que pudiera tener un simple Primer Ministro. Podríamos decir que su figura es heredera de la de los Secretarios Reales, que, por otra parte, no alcanzaron ni mucho menos el poder de los Validos (el más famoso Secretario Real fue el traidor Antonio Pérez durante el Reinado de Felipe II).
El Duque de Lerma |
Validos hubo muchos, siendo el primero Francisco de Sandoval, Duque de Lerma, pero hay uno que destaca sobre el resto. Me refiero a Gaspar de Guzmán, el Conde-Duque de Olivares, cuyo poderío físico e intelectual, unida a su origen noble, le hizo ser el hombre más temido de todo el Imperio, por encima de un Felipe IV incapaz y más pendiente de sus correrías amorosas (se le han llegado a reconocer más de 40 hijos bastardos) antes que de gobernar.
El Conde-Duque de Olivares |
Ya con la llegada de los Borbones desaparecen los Validos o al menos el término como tal porque es evidente que con la llegada de la dinastía francesa se sucederían hombres poderosos como Manuel Godoy durante el Reinado de Carlos IV. Sin embargo, nunca hubo hombres tan poderosos como aquellos Validos, que tenían incluso más poder que el propio Rey.
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