En un país donde la Inquisición tuvo bastante control de la vida pública, posibilitando incluso denuncias "anónimas", hoy, en pleno Siglo XXI existen una serie de Torquemadas que quieren ver a todos aquellos a los que no tragan o son sus adversarios políticos dimitiendo en base a unas imputaciones (o investigaciones) que todavía no se han aclarado y en todo caso no significa una acusasión y, ni mucho menos, una condena al investigado.
Diría que el nuevo Torquemada, aupdado gracias a muchos votantes de la derecha, es Albert Rivera y su partido, pero lo cierto es que donde ve un clarisimo motivo para dimitir en el Presidente de Murcia (del PP), no lo ve en el Alcalde de Granada (del PSOE) a que auparon precisamente debido a que el anterior Alcalde (del PP) estaba siendo investigado. Esos y muchos casos donde las varas de medir son distintas en función del partido de turno, puede llevarnos a pensar que el señor Rivera (lo recuerdo: aupado gracias a muchos votantes procedentes de la derecha) se siente más cómodo con la presunta corrupción del PSOE que con la presunta corrupción del PP... y es que ha llegado a llamar inmovilista y corrupto al partido principal del centroderecha. Se ve que el señor Rivera y sus acólitos (no sólo van a tener acólitos los de la extrema izquierda, o los partidos viejos como él llama al PP y al PSOE de forma despectiva) no sabe que están haciendo oídos sordos a todas las tropelías cometidas en Andalucia en el caso Eres y cursos de formación sin pedir explicaciones de nada.
Ciudadanos (y en cierta medida la extrema izquierda) están haciendo que en esa España tan proclive al ajusticiamiento popular nos estemos cargando literalmente la presunción de inocencia que vale tanto para unos como para otros.
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