"Mi única y humilde verdad era un odio insuperable a la estupidez y la crueldad... Pero la estupidez y la crueldad se enseñoreaban de España... Los caldos de cultivo de esta nueva peste nos los sirvieron los laboratorios de Moscú, Roma y Berlín, con las etiquetas de comunismo, fascismo o nacionalsocialismo"
Don Manuel Chavez Nogales, natural de Sevilla, patriota de corazón y demócrata por convicción, gran aficionado a los toros (libros sobre el toreo llevan su firma) y comentarista de la vida social de entonces, se quedó en Madrid cuando se inició la triste guerra civil española. El periodista y escritor fue testigo de la miseria moral, no sólo por parte de los rebeldes, autodenominados nacionales, sino de algunos individuos, que hicieron autenticas barbaridades en el bando republicano, eliminado a posibles adversarios, bajo la connivencia de unas autoridades republicanas, las cuales no quisieron o no pudieron contener a anarquistas y comunistas. Don Manuel Chavez Nogales,republicano y liberal, despreciaba tanto a los fascistas como a los comunistas.
Eso le costó más de un enfrentamiento con políticos de izquierdas y derechas, extraordinariamente radicalizados, en una época donde el mundo y España estaban muy divididos gracias al ascenso primero del fascismo en Italia y después del nazismo en Alemania, así como el establecimiento del comunismo que venía de Rusia merced a los diferentes partidos comunistas alrededor del mundo, unidos al anarquismo, en clara connivencia con una buena parte del socialismo encarnado en Largo Caballero que ya en el año 1933 hablaba de la necesidad de una guerra civil para acabar con sus enemigos (que no adversarios) políticos. Don Manuel despreciaba esas actitudes y como tal lo odiaban desde los dos bandos enfrentados, acusándole con toda clase de insulto e improperios, algo propio del que sabe que no tiene razón.
Don Manuel, desde la ventana de su casa veía como día tras día comunistas y anarquistas se llevaban a algunos de sus vecinos, acusados mediante delaciones anónimas, para no volver jamas, mientras por otro lado las bombas de los aviones fascistas causaban innumerables muertes entre la población civil. "¡Masacre, masacre!" se repetía don Manuel. Esa desgracia lo veía con sus propios ojos el periodista y escritor sevillano. Sólo desde el horror pudo escribir "A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España", que son 9 relatos del odio en aquellos aciagos años.
Don Manuel, ese "pequeño burgués liberal" (como él se definió en el prólogo de la obra anteriormente comentada), se exilió, tras la victoria de los nacionales, y se enfrentó al nazismo con furia impresionante. Los extremos siempre son malos. La consecuencia de que don Manuel Chaves Nogales no comulgara con las ruedas de molino tanto de fascistas como de comunistas fue pagarlo caro, muy caro, porque muchos simpatizantes de ambas corrientes políticas le negaron el pan y la sal a su obra y de ahí que haya sido olvidado durante largo tiempo, aunque parece que hay una corriente que lo esta reivindicando.
Y así, luchando contra los extremos de la derecha y de la izquierda, murió en Londres el año 1944 de un cáncer de estomago, siendo enterrado en una tumba sin lapida en el North Sheen Cemetery de Richmond. Un hombre extraño para su época, en un momento donde los extremos estaban en alza y al que al parecer (¡Por fin!) piensan ponerle una calle en Madrid (ya hay una en Sevilla, su tierra natal), la misma ciudad donde vio y padeció todo aquello que no debería volver a suceder.
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