jueves, 30 de marzo de 2017

¡Semidioses!

La palabra nos o deja claro: Un semidiós es aquel individuo descendiente de mortal y Dios. Los semidioses son una parte recurrentes de las historias mitológicas griegas, realizando muchos de ellos actividades heroicas. Lo que cabe decir es que los semidioses eran mortales, aunque tenían características especiales que los hacían diferentes a los humanos. 


El semidíos que más nos suele venir a la cabeza es Heracles (o Hércules), hijo de Zeus y Alcmena, mujer mortal, el cual tenía una fuerza prodigiosa, y que, tras su muerte fue aceptado entre los dioses olímpicos, adquiriendo así una posición de privilegio, algo excepcional dentro del ámbito de un semidiós. Sin  embargo, Zeus tuvo muchos escarceos amorosos con mortales (¡Para disgusto de Hera!), naciendo semidioses como Perseo o Minos entre muchos otros e incluso se considera a Helena (sí; la misma Helena de Troya) hija suya. 


Sin embargo, hubieron muchos más semidioses, nacidos de deidades como Apolo, Dionisio (o Baco), Ares o Afrodita. De esta última, la Diosa del Amor, nacería Eneas (tras su unión con Anquises), héroe troyano, el cual tras la destrucción de la ciudad, se vio obligado a huir, acabando en el Lacio donde según el mito sus descendientes Rómulo y Remo fundaron Roma, dándole a la ciudad de las siete colinas un origen divino.

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