jueves, 7 de noviembre de 2013

Nobel con sabor español

El año 1901 tuvo lugar la primera edición de los Premios Nobel. En su testamento, Alfred Nobel institucionalizo unos Premios que tenían como objetivo premiar a las mentes brillantes de todo el mundo en campos tan diversos como la literatura, la ciencia, la medicina, etc. En mi opinión, Alfred Nobel estaría avergonzado por algunos Premios dados a gente que no es que no se lo merecieran, sino que no son precisamente ejemplos a seguir (el Premio de la "Paz" es un sangrante ejemplo). A mi particularmente, me hace gracia (por no decir otra cosa) que hasta la fecha sólo se lo han dado a 8 españoles (contando al último Mario Vargas Llosa, naturalizado español).


Hay que reconocer que en el campo en que más españoles han recibido el Premio es en la Literatura, aunque hay notables ausencias que resultan de todo inexplicables como Galdós. Pero el objetivo de este relato no es hablar de las ausencias, sino de aquellos que con un esfuerzo casi titánico, lo consiguieron. El primero fue el diplomático José Echegaray, en 1904, cuya motivación es "en reconocimiento a las numerosas y brillantes composiciones que, en una manera individual y original, han revivido las grandiosas tradiciones del drama español". 

José Echegaray

Sólo dos años después lo ganaría uno de los científicos más ilustres no sólo de España, sino del mundo, Santiago Ramón y Cajal. El Premio se debía a que descubrió los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas, una revolucionaria teoría que comenzó a ser llamada la "doctrina de la neurona".

Santiago Ramón y Cajal en su estudio

El siguiente Nobel no lo obtendría un español hasta 1922, cuando Jacinto Benavente obtendría el de Literatura con la motivación de "por la feliz manera en que ha continuado las tradiciones ilustres del drama español".

Jacinto Benavente

Pero si eso nos había parecido un largo tiempo, no sería hasta 1956 en que un español recibiría el Premio Nobel, otra vez en la Literatura. En este caso fue el autor de "Platero y yo", Juan Ramón Jimenez con la motivación de "por su poesía lírica, que en idioma español constituye un ejemplo de elevado espíritu y pureza artística". Ésta sería la ultima alegría de Jimenez, ya que pocos días después falleció su esposa, a la que tanto quería, y pocos años después el mismo en su exilio en Puerto Rico.

Juan Ramón Jimenez, autor de "Platero y yo"

Pero sin lugar a dudas el más famoso Nobel español fue Severo Ochoa, que en 1959, lo recibió en el campo de la Fisiología y la Medicina por su gran labor investigadora del ADN. Ochoa, que vivía en el exilio, tenía la doble nacionalidad estadounidense y española, y no cejo nunca su labor investigadora en favor del ser humano. Ochoa al final de su vida residió permanentemente en España, falleciendo en 1993.

Severo Ochoa celebra la obtención del Nobel con su equipo

Después de eso, casi tres décadas de olvidos del Premio Nobel con los españoles. En 1977 lo recibía otro grande de la literatura nacional como Vicente Aleixandre, uno de los pocos literatos reconocidos de izquierdas que no se exilio durante el régimen franquista. 

Vicente Aleixandre

Sería precisamente un hombre que estuvo muy vinculado al franquismo (de hecho fue censor) como Camilo  José Cela quien ganaría el Nobel de Literatura en 1989 por "una prosa rica e intensa que con una compasión moderada forma una visión retadora de la vulnerabilidad del hombre". 

Camilo José Cela

El último fue Mario Vargas Llosa, naturalizado español, que ganaría el de Literatura en 2010 por "su cartografía de las estructuras de poder y sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo, la rebelión y la derrota". 

Mario Vargas Llosa recibe el Nobel

Ocho nobeles españoles . Sólo ocho. Los Premios nunca suelen ser justos por la gente que no los consigue, sino también por a los que se los dan. Y en todos los campos del Premio Nobel han habido personas de todo tipo que los han ganado por algún que otro interes político y no necesariamente vinculados con el de la "Paz" (ver en la misma lista a la Madre Teresa y a Arafat es de verguenza). Por eso estos españoles tienen mucho merito porque a pesar de no formar parte de un país influyente como algunos que yo me se, le dijeron al mundo que ellos también pueden ser buenos en sus trabajos. Y así lo hicieron.

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