Nunca dejaran de sorprenderme algunas afirmaciones. Ayer salio un video grabado con cámara oculta en la que Antonio Miguel Carmona, conocido tertuliano y componente del PSOE de Madrid decía a un grupo de militantes que a ellos los dirigían del partido, poniéndose el mismo como ejemplo porque cuando tuvo que hablar de los eres, lógicamente a favor por estar hasta el cuello su propio partido, Griñan, Presidente de la Comunidad de Andalucia, y el Secretario de Organización de los socialistas andaluces le enviaban por movil lo que tenía que decir.
Ya uno no puede más que dudar de los políticos que aparecen en tertulias de televisión porque nunca hacen autocríticas y si la hacen, son bastante tibios en sus afirmaciones. Eso lo que hace es confirmar que al político que llega al poder, ya sea en su partido o en un cargo público, le interesa que todos esten con el y no admite la misma crítica. Uno puede hablar de los políticos, pero también de los periodistas que asisten a esas tertulias. Uno puede dejar de pensar que ya sabe lo que va a decir este o aquel periodista porque actuan con intencionalidad política como si ellos fueran políticos porque incluso donde tendría que haber un pensamiento crítico con el poder, no lo hay. Por supuesto, tampoco se atreveran a decir que el adversario lo esta haciendo bien. Ellos dirán: "al enemigo ni agua". Y así ha sido: yo no me imagino al País hablando bien del PP o al ABC hablando maravillas del PSOE.
Eso sólo puede llamarse de una forma: sectarismo. Como no eres de los mios, todo los haces mal y los mios cuando hacen cosas mal, me voy por la tangente y digo que tu has eres peor porque has hecho otra cosa que es absolutamente despreciable. Esta técnica que se aplicó sobre todo en las legislaturas de Zapatero es conocida como la del "tu más".
Lo malo es cuando las palabras ponen a cada uno en su sitio. Y lo que pedías para el adversario político, no lo aplicas en ti mismo. Un caso paradigmático es el de José Blanco ("Pepiño" para los amigos), el "incorruptible", aquel que pedía la dimisión de todo el mundo por el hecho de estar imputado. Lo gracioso es que lo imputan a el y el señor Blanco no dimite. Es lo que decía Groucho Marx: "tengo unos principios, si no le gustan, tengo otros".
Yo creo que, tanto el periodista como el político que va a tertulias de televisión, deben ser, ante todo, imparciales y tener una actitud crítica no sólo con los que no son de su cuerda, sino con sus propios correligionarios. De esta forma, ganaríamos en Democracia (que falta nos hace) y haríamos una sociedad justa y libre porque el "personaje" que dirige a tal o cual persona para que diga lo que quiere sólo puede calificarse de una forma: dictador.
Para terminar, acabo con una frase de "el principito" que ilustra perfectamente lo que he dicho:
"Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo, que juzgar a los otros. Si consigues juzgarte rectamente es que eres un verdadero sabio"
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