En esta época, con tantos recortes, que agobian al sufrido ciudadano, una de las cosas por la que no se puede pasar es por las triquiñuelas a raíz del tema de las pensiones. Se ha hablado mucho de la situación en torno a este derecho: que si hay que bajarlas, congelarlas, etc. Nosotros como ciudadanos que hemos y estamos sufriendo los estragos de la crisis y los impuestos, no podemos consentir que se acaba con la obligación, casi moral, de que una vez retirado del trabajo, la persona que ha cotizado todos esos años, reciba una pensión.
Es de justicia y ninguna (ninguna, repito) excusa es admisible para recortar este derecho tan fundamental. Ahora mismo se habla de mirar el tema, en función de los ingresos del país. Conclusión: otra canallada, que busca recortar por todos lados y que demuestra a que nivel moral se encuentran nuestros políticos que, en cambio, cuando llevan siete o más años en el Congreso pueden recibir la pensión completa cuando se retiren (si es que se retiran).
Lo que planean hacer, con las pensiones es una salvajada. Una persona que ha cotizado, contribuyendo al bienestar del país, tiene que recibir lo que es suyo. Porque si no, de otra forma, sería, simple y llanamente, robar.
Los ciudadanos no podemos quedarnos impasibles ante lo que pretenden hacer con las pensiones porque, aunque ahora mismo, a los que somos más jóvenes no nos afecten, influirá en nuestro futuro porque verán que pueden hacer con nosotros los que les da la gana, algo que no debemos consentir por el respeto que debemos sentir a aquellos que desde su puesto de trabajo han pagado sus impuestos y por nuestros hijos que pueden abocarse a un país lleno de miseria porque sus padres no hicieron nada por impedir este atropello.
Las pensiones es una cosa de todos. Y nosotros como ciudadanos hemos de conseguir que los políticos se olviden del escaño que ocupan y piensen que sus decisiones afectan a personas de muchas condiciones.
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